Las pistolas de Arenas

Gilbert Arenas nunca fue un jugador «normal», era un jugador maniático con trastorno de sueño que en más de una ocasión los guardas de seguridad del Verizon Center le encontraron practicando tiro a las tres de la mañana debido a que no podí dormir. Pero la historia que aquí se narra raya ya lo obsceno. Todo comenzó en un vuelo de vuelta a Washington cuando Javalee McGee y Javaris Crittenton jugaban a un juego de cartas denominado «Boo-ray». En una mano Crittenton perdió la friolera cantidad de 1100 dólares, que Crittenton no estaba dispuesto a pagar. Por lo que comenzó una discusión en la que Arenas entre risas todavía comentó al rookie: «yo con tu contrato no apostaría esas cantidades; lo necesitas para poder comprarte algo de ropa» a lo que el rookie contestó: «quieres que te dispare en la única rodilla buena que te queda, cabrón?».

Esto pareció quedar en una simple discusión de equipo sin importancia, no pareció haber más roce entre los jugadores de los Wizards hasta que en un partido frente a los Bobcats una jugada en principio intrascendente encendió a Arenas. Crittenton robó el balón y se dirigía hacia la cancha contraria con Arenas al lado, que le pidió el balón para la bandeja pero Crittenton, ignorando a Arenas, no le pasó y finalizó el la jugada. Arenas vio esto como una falta de respeto y como una burla del rookie hacia él delante de «su» público por lo que en cuanto se llegó al descanso del partido se desató la tormenta.

Lo que ocurrió en el vestuario nunca ha terminado de quedar del todo claro pero la versión oficial es que Arenas increpó al rookie y este le replicó a lo que el 0 de los Wizards sacó dos pistolas de la taquilla y apuntó a la cabeza de su compañero y le dijo: «ahora que? ahora quieres que apriete, novato?», pero Crittenton ni corto ni perezoso abrió su taquilla sacó otra arma y contestó: «vale abuelo, ahora hablemos. Yo no soy tu putita!». Se vivió uno de los momentos de mayor tensión en unos vestuarios NBA y los dos jugadores fueron suspendidos lo que quedaba de temporada de empleo y sueldo y inhabilitados hasta que el juicio hacia ellos que había pendiente se resolviese.

Tras esto Arenas firmó por Orlando donde sí hizo buenas migas con Dwight Howard, mientras que Crittenton siguió en su estilo y poco tiempo después de la suspensión fue acusado de asesinar a una niña de 19 años que paseaba a su perro con dos disparos. El jugador alegó que le habían robado el coche y que sabía que el ladrón solía pasear por esa zona y a esa hora, confundiendo a la niña con el ladrón (casi nada).

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