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LeBron y ya van 8

LeBron James se puso ayer otra noche más el traje de superhéroe en el TD Garden de Boston para llevar a los Cavaliers a su tercera final consecutiva, séptima consecutiva para LeBron y octava en su carrera. Estos datos demuestran el dominio apabullante del de Ohio y que lleva casi una década sometiendo a toda la liga. Y lo hizo además convirtiéndose en el máximo anotador de la historia de los playoffs, con 32 años todavía y quizás en el mejor momento de su carrera.

Tal vez estemos asistiendo al mejor LeBron de siempre y además mejor rodeado que nunca. Pero la cruzada ante los Warriors va a ser titánica, se trata del equipo que batió el mejor récord de temporada regular de la historia, que buscará venganza tras la remontada del 3-1 del año pasado y que se ha reforzado este verano con el mejor agente libre del mercado, todo un MVP de la temporada como Kevin Durant, y que llegan a las Finales con un parcial de 12-0 nunca antes logrado.

Pero LeBron sigue siendo el mejor jugador del plantea a día de hoy, su dominio en todas las facetas es insultante y no ha perdido un ápice de apetito por la victoria y por el anillo. Sabe además de la dificultad de la empresa ya que los Warriors tendrán ventaja de campo de nuevo en un hipotético séptimo partido pero eso a LeBron no le importa como demostró el año pasado. Sólo nos queda esperar a la madrugada del 2 de Junio para poder disfrutar por tercera vez de las Finales entre Warriors y Cavaliers en quizás el mejor momento de ambos y en las que quizás puedan ser las mejores finales de la historia.

El Rey sigue creyendo

Lejos de venirse abajo tras la dura derrota en el cuarto partido en casa, LeBron ha realizado junto a Irving la mejor actuación de un dúo en las Finales de la NBA. Cuando todo parecía en contra, la serie 3-1 desfavorable, en un Oracle Arena a reventar para ver campeones a los Warriors, James decidió alargar la serie y llevársela a Cleveland para intentar forzar un séptimo que ya sería de infarto.
 
Es cierto que la baja desde el inicio de Green era sensible, pero los Warriors aguantaron el tipo hasta que un choque entre J.R. Smith y Bogut acabó con el australiano retirado del partido y veremos si de la serie. Esta baja en la pintura si que fue definitiva para que Irving (41) y James (41) decantaran el partido para los visitantes. Esta victoria llena de moral de nuevo a los Cavs que se veían en el abismo y ahora mismo saben que está en su mano forzar el séptimo y buscar la machada de levantar un 3-1 en contra.
 
En el cuarto encuentro el equipo de Cleveland notó el cansancio al solo haber dos días de descanso, pero esta vez habrá tres de nuevo y los titulares, a los que Lue está exprimiendo al máximo, podrán llegar en plena forma. Cuando parecía sentenciado el título ya en favor de los Warriors el Rey nos brinda con una nueva muestra de que nunca se da por rendido y es el competidor más voraz a día de hoy de la NBA. Larga vida al Rey.

Cuando Jordan fuel el 12

Era el 14 de febrero de 1990 cuando se enfrentaban los Chicago Bulls contra los Orlando Magic en Florida. Por aquel entonces Jordan ya era considerado el mejor jugador del planeta y sus Bulls eran el equipo de moda que todo seguidor quería ver. Y por supuesto la palabra Jordan iba ligada a su dorsal, el número 23.

Pero en el vestuario de los Bulls había un problema, tras el calentamiento previo al partido la camiseta de Jordan había desaparecido, no se encontraba por ningún lado, y cuando Michael se enteró entró en cólera. De todos es sabido lo supersticiosas que pueden llegar a ser las estrellas, y que tu camiseta desaparezca es algo que puede alterar a cualquiera. Se comenta que incluso se llegó a buscar entre el público aficionados con la camiseta de Jordan que pudiera servirle. pero fue en vano.

Se habló del problema con los árbitro y la solución fue que Michael usara una camiseta que tenían con el dorsal 12 y sin número que usaban en los entrenamientos. Jordan realizó un partido descomunal anotando 49 puntos que no evitó la derrota de los suyos tras la prórroga, y tras el partido estalló por la circunstancia de la camiseta, alegando que no se podía creer que estas cosas sucedieran. A día de hoy no se sabe aún quién sustrajo la camiseta pero aún así es otra anécdota más en la carrera del más grande.