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Último de Kobe en el Garden

Si hay un enfrentamiento que levante pasiones en la NBA es el Boston Lakers, y ya si es la última visita de Kobe al Garden el partido se convierte en histórico. Y cómo no Kobe no defraudó. Como si volviese a sus mejores momentos dominó el partido anotando en los momentos claves para frenar el empuje de una hinchada que tantas veces le ha pitado y que ahora se rendía a los pies del 24.

Kobe anotó además el triple decisivo que aseguraba la victoria para los de púrpura y oro y dejaba así su sello en su última visita al estadio más difícil para un jugador laker. Sólo los más grandes son capaces de ser aplaudidos por la hinchada rival y Kobe, por supeusto, lo es.

Kobe se retira

No por esperada la noticia es menos dolorosa. Kobe Bryant, el mejor jugador del siglo XXI, ha decidido que esta es su última temporada en activo en la NBA. En la que está siendo su peor campaña a nivel individual y tras veinte años en activo el de Philadelphia ha reconocido que su cuerpo no da para más, ya no responde como antes y eso es algo que Kobe no puede soportar.

Se retira el jugador que llegó a ser el más odiado de toda la NBA y tan solo año y medio después la camiseta más vendida, un jugador al que el público de Philadelphia abucheó en el All Star y él respondió siendo el MVP del partido, un jugador capaz de anotar 81 puntos el sólo en un partido, un jugador capaz de anotar 12 triples en un sólo partido, de ser reconocido unánimemente el mejor jugador de la historia de los Lakers, de haber dado el salto a la NBA sin pasar por la universidad y no amedrentarse, de haber ganado el concurso de mates del 99, de ser el tercer máximo anotador histórico, de ser campeón de cinco anillos, un MVP de la temporada, dos de las finales y cuatro de los All Stars.

Pero lo mejor que tenía Kobe es que nunca se rendía, que las críticas le hacían más fuerte y en los momentos de la verdad como los más grandes siempre aparecía, su obsesión por el trabajo y por mejorar fue casi enfermiza, y ni siquiera una acusación de violación hizo que le temblara la muñeca, ni llevar jugando con dolores crónicos los últimos siete años además de ser capaz de rendir al máximo nivel desde los dieciocho años hasta los treinta y ocho.

Capaz de retar al mismísimo Jerry West para fraguar su fichaje por los Lakers antes de la noche del draft, solo ha habido y habrá un Kobe Bryant, quizás el único jugador de nuestro tiempo que ha sido capaz de soportar de verdad las comparaciones con Michael Jordan que tanto daño han hecho en otros jugadores. Sólo nos queda ya disfrutar esta última temporada del mejor jugador del siglo XXI y mejor jugador de la historia de los Lakers. Gracias por todo Kobe.

El otro Westbrook

Cada vez que Russell Westbrook sale a una pista NBA lleva consigo las leyendas KB3 y Why not? (¿Porque no?) consigo. Esas siglas encierran una historia de verdadera amistad tras de sí. Cuando Westbrook y su amigo de la infancia Khelcey Barrs eran adolescentes estaban siempre juntos y les unía una amistad cimentada en su amor por el baloncesto, en aquella época Westbrook era un esmirriado y bajito jugador mientras que Barrs ya destacaba por su altura y su físico.Siempre compartían el sueño de jugar juntos en la Universidad de UCLA, en su California natal, pero las buenas ofertas sólo le llegaban a Barrs.

Pero todo cambió un día jugando una de tantas pachangas que jugaban entre ellos cuando el corazón de Barrs dijo basta por un problema de anomalía congénita. Esto supuso un duro mazazo para Russell, que a partir de ahí cambió su carácter por uno mucho más duro y serio. Finalmente consiguió entrar en la Universidad de UCLA, aunque como suplente, pero sentía que lo hacía por y para su amigo, siempre ha reconocido que juega por los dos y nunca desde entonces ha dejado de hacerlo. Viéndole como juega hoy parece mentira que hiciera su primer mate con 17 años o que no jugara más de cinco minutos por partido en su primer año universitario.

Pero su salto a la NBA fue como todo en su vida, demostrando a todos los que no le seleccionaron o le menospreciaron que se equivocaban, fu seleccionado en el puesto cuatro por los entonces Sonics, y a partir de ahí su carrera no ha parado de crecer. Ya lo dijo Kobe Bryant que el jugador actual que más le recuerda a él mismo es Westbrook, que juega con una rabia que no es normal como si estuviera enfadado llegó a decir la leyenda Laker. Por todo lo logrado y la manera de lograrlo Russel Westbrook me merece un gran respeto y quizás esa chulería que gasta sea a veces una coraza en la que todavía está él junto a su gran amigo Barrs.

Obsesionado Kobe

El nombre de Kobe Bryant es de sobra conocido para el público medio, sus actuaciones estratosféricas y su ego y chulería también, pero pocos conocen la ética de trabajo de este obsesionado del entrenamiento como método de vida.

Cuenta el preparador físico de EEUU en los juego olímpicos de Londres, que en el stage de entrenamiento que realizó el equipo en Las Vegas, tras las presentaciones y muestra de las instalaciones Kobe Bryant se le acercó para preguntarle por su disponibilidad en horario fuera del entrenamiento. El preparador le explica que está 24 horas su disposición. Esa misma noche a las dos de la mañana recibe una llamada, era Kobe pidiéndole si podía reunirse con él en las instalaciones. Asi que fue para allá y allí estaba Kobe tirando a canasta. Tras tres horas de ejercicios junto al preparador, se dio por finalizado el entrenamiento individual del jugador de Philadelphia, o eso creía él.

Tras descansar un par de horas en la habitación llegó al entrenamiento vespertino. Allí estaban todos los jugadores charlando y compartiendo impresiones, pero al fondo había un jugador tirando a canasta. No lo podía creer era Kobe de nuevo, cuando se le acercó a preguntarle que a que hora había llegado Kobe le respondió con un ¿irme a donde?, tenía que anotar mil tiros y acabo de terminar, dejando con la cara en cuadros al preparador.

Esta es solo una de las muchas muestras de le ferocidad competitiva de un Bryant que se resiste a que el tiempo pase por él, y que es el fiel reflejo de que el talento si no se trabaja no sirve de nada.