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Los Blazers que pudieron ser

La franquicia situada en el estado de Oregón, los Portland Trail Blazers, siempre se ha caracterizado por ir acompañada de la mala suerte unida a decisiones erróneas históricas. A la ya conocida selección de Sam Bowie por delante de Jordan en el draft de 1984 (decisión en su momento lógica ya que contaban de escolta con Clyde Drexler y Bowie era un interior muy prometedor) a sus últimas selecciones del draft. Juntaron en el mismo equipo a LaMarcus Aldrige, Brandon Roy y Greg Oden, en lo que podía haber sido un equipo dominador y aspirante al anillo durante muchos años debido a la juventud de sus integrantes, y a la calidad de los mismos, pero otra vez más las desgracias se cebaron con los blazers en forma de lesiones

La estrella del equipo era un Brandon Roy que ya era uno de los mejores jugadores exteriores de la liga, promediando de forma sólida más de veinte puntos por noche y siendo en sus temporadas álgidas el jugador más seguro en el clutch time. Ya era un asiduo del All-Star, pero a sus 27 años sus rodillas maltrechas dijeron basta y se tuvo que retirar del baloncesto por miedo a poder quedarse cojo para el resto de su vida, una auténtica pena que nos privó de los mejores años de uno de los escolta más interesantes y completos de la última década.

Con Greg Oden el caso es más doloroso, se trataba de la elección número uno del draft de 2007 (en el que un tal Kevin Durant fue segundo), y se trataba del hombre interior más prometedor del país en los últimos tiempos, en una NBA cuya tendencia es hacia el small ball y donde los hombres interiores de calidad escasean, surgió Oden, por lo que los Blazers no dudaron en seleccionarle como número uno de su promoción. Pero a lo largo de sus tres primeras temporadas el gigante disputó 80 partidos en total, es decir, no llegó en tres temporadas a disputar los partidos que componene sólo una temporada. En lo poco que jugó se pudo ver algún fogonazo de lo que pudo haber sido de haber estado sano, pero de nuevo los problemas de rodillas frenaban las aspiraciones de los blazers.

Con LaMarcus nunca ha habido queja, ha sido el jugador franquicia hasta su marcha a los Spurs como agente libre, siempre rondando el doble doble de media cada temporada y haciendo competitivos cada año a su equipo. Pero la llegada de Lillard fue tardía para plantearse quedarse y sus aspiraciones de ganar un anillo lo llevaron a irse a Texas. Una lástima porque de no haber existido lesiones estaríamos hablando de uno de los equipos más compensados y con más talento de los últimos años, pero en los Blazers siempre tiene que pasar algo que arruine este tipo de historias.

Los Jail Blazers

A principios de la década del 2000 había un equipo en la NBA cargado de talento cuyos integrantes en una temporada pasaron casi más tiempo en la cárcel que en la pista de baloncesto. Se trataba de los Portland Trail Blazers de Rasheed, Damon, Zach o Darius. Una generación de jugones igual de buenos que inestables. Cada día salía una noticia de una detención o algún conflicto lo que llevó a la prensa estadouinidense a renombrarlos como los Jail (cárcel) Blazers.

En ese equipo destacaba Rasheed Wallace, un jugador de una calidad descomunal pero con un carácter indomable. Estamos hablando del jugador con más técnicas por protestar de la historia de la NBA y cuyos problemas llevaron a la imposición de normas de multas por número de técnicas a lo largo de la temporada. Zach Randolph, que en aquellos momentos era rookie en un entrenamiento le rompió el pómulo de un puñetazo a su compañero Ruben Patterson, y tras el incidente se pasó el resto de la temporada viviendo en casa de su compañero Dale Davis por miedo a las represalias de Patterson. La historia de Damon Stoudemire también es curiosa, llamó un día a la policía para denunciar un robo en su casa y acabó él detenido al descubrirle la policía medio kilo de marihuana. Bonzi Wells no se quedó atrás y le rompió la nariz a su técnico después de llegar borracho al entrenamiento. O el mítico Shawn Kemp quien reconoció su abuso extremo de la cocaína, acabando esa temporada en una clínica de desintoxicación.

Y así anécdota tras anécdota nos encontramos ante un de los equipos que más talento junto reunió en un vestuario, pero las malas gestiones de los mismos les llevaron a la disolución absoluta del equipo por el bien de la franquicia de Oregón. Una lástima ya que con e talento que había podían haber llevado algún entorchado el cielo del Rose Garden.