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La leyenda Sabonis (Parte III)

Así en su primer año en Madrid consiguió la liga para los blancos que hacía seis años ya que se les resistía, pero cayó eliminado en la Final Four. Al sño siguiente sin embargo el Madrid fichó a Joe Arlauckas dando lugar a la mejor pareja interior del equipo blanco de la historia. Juntos conquistaron la ACB otra vez más ese año y al año siguiente conquistaron por fin la tan ansiada por Sabonis Euroliga tras quince años de sequía blanca. Sabas había conseguido para el Madrid lo que no pudo Petrovic y ya sí que estaba preparado para dar el salto a la NBA tras haber conquistado el único título de Europa que le faltaba.

Llegó a la NBA con 31 años, dispuesto a demostrar que el físico no era fundamental para triunfar en la NBA, las expectativas en Portland eran altas ya que llevaban diez años esperando la llegada de Sabas al equipo, y el lituano no defraudó, en su primer año en suelo estadounidense promedió 14,5 puntos y 8,1 rebotes… en 23 minutos, cifras espectaculares por la edad y por el poco tiempo en cancha, y si no hubiese sido por la limitación de minutos probablemente se hubiese llevado el rookie of the year que fue a parar a manos de su compañero de equipo Damon Stoudemire, no estaba nada mal para su primer año.

Su siguiente año fue el mejor a nivel individual, pero Sabonis se vio rodeado en un equipo que rebosaba talento y problemas a partes iguales, se les conocía como los Jail Blazers y el pívot seguía rindiendo pero se sentía fuera de lugar en aquella borágine de posesión de drogas y armas que cada día llenaban los tabloide del periódico local Oregonian. Aún así estuvo muy cerca del anillo en el año 2000 cuando en el séptimo partido frente a los Lakers de Shaq y Kobe a falta de un cuarto desperdiciaron una renta de catorce puntos para acabar sucumbiendo y poniendo punto y final a las aspiraciones blazers del anillo. Sabonis se retiró en 2001 para volver en 2002 al equipo y retirarse en su Kaunas natal estando a un paso de llevarlo a la Final Four que le privó el todopoderoso Maccabi.

La leyenda Sabonis (Parte II)

Así llegaba Sabonis a los Juegos Olímpicos de Seúl, y nadie confiaba ya en el estado de aquel pívot que había deslumbrado con 20 años y que a los 23 era una sombra de sí mismo. La actuación de Sabonis fue buena, no tan espectacular como años anteriores pero sirvió para eliminar a la EEUU de David Robinson y Dany Manning en semifinales y a la Yugoslavia de Petrovic y Kukoc en la final (sería el último partido que perderían los balcánicos en 4 años). No era tan explosivo como antaño pero había sabido reciclarse con grandes movimientos de pies en la zona, lo que se convertiría en el comienzo de su renovación tras la lesión.

La victoria de la URSS sobre EEUU en semifinales provocó que el país decidiese dejar de enviar a jugadores universitarios a estas citas y comenzó a formar una selección con jugadores profesionales, que daría lugar a la formación del brilante Dream Team en Barcelona. Sabonis por su parte se había dado cuenta de que era el momento de extender su dominio fuera de la URSS donde había conseguido todo tipo de hitos. Y dado que desde su país el salto a la NBA estaba vetado por los conflictos políticos de la época, le surgió una oportunidad que nadie esperaba, tras un hábil movimiento el empresario y dueño del modesto Forum Filatélico de Valladolid, Gonzalo Gonzalo, consiguió llevar al gigantón lituano a pucela para jugar para su equipo.

Sabonis tuvo allí tres años magníficos, con su nuevo estilo ya no tan físico pero habiendo mejorado su tiro de tres y su pase era una amenaza igual de letal que antaño. Y tras tres años magníficos surgió la gran duda, era el momento de dar un salto en su carrera y no estaba seguro de si sus rodillas y su talón aguantarían la exigencia física de la NBA, por lo que optó por fichar por el Real Madrid para conquistar el único título que le faltaba en Europa, la Euroliga. En Madrid pasó otros tres años magníficos donde elevó su lectura de juego a niveles donde nadie ha llegado todavía. Dominaba todos los aspectos del juego y todos los ataques los dirigía él desde lo alto de la bombilla.

La leyenda Sabonis (Parte I)

Decir Arvydas Sabonis en Europa es hablar de dominio y de junto a Petrovic el jugador más dominante de la historia de el deporte de la canasta. Y lo más curioso es que toda esta consideración se la ganó a pesar de arrastrar graves lesiones desde los 22 años de edad. El gigante lituano comenzó a destacar en su Kaunas natal a la tierna edad de 17 años, donde fue titular en el equipo prácticamente desde el principio. Hay que recordar que en aquella época Lituania pertenecía a la URSS y por tanto jugaba en esa liga donde dominaba en la cancha y en los despachos el CSKA de Moscú. Comenzó a destacar tanto que formó parte del combinado nacional que ganó el oro en el mundial de Cali en 1982 frente a la EEUU de Doc Rivers y John Pinone, aunque su participación fue más testimonial debido a su juventud.

Esta experiencia le sirvió para hacerse mayor y con su Zalguiris puso fin a la dictadura en liga del CSKA ganando tres ligas consecutivas (85, 86 y 87), y tuvo tiempo de ganar con su selección el oro en el Europeo de Stuttgart de 1985 proclamándose MVP del torneo con tan sólo 20 años. En ese momento ofrecía su versión más dominante, con un físico privilegiado podía rebotear y correr el contraataque para acabar destrozando el aro rival, era sencillamente imparable. Tanto llamó la atención que ese verano los Atlanta Hawks le seleccionaron en el draft de la NBA, pero por la normativa que había vigente de no seleccionar a ningún menor de 21 años la elección se anuló, hecho que aprovecharon los Portland Trail Blazers para seleccionarlo al año siguiente ya sin problemas de edad.

Pero el verano de 1986 fue quizás el último en el que se vio la mejor versión de Sabonis, con sólo 21 años una misteriosa lesión en el tendón de aquiles a punto estuvo de provocarle la retirada, nunca quedó claro la forma de la lesión, pero lo que estaba claro y que más tarde reconoció el propio Sabas fue que se produjo por el hecho de haber disputado dos mundiales y dos europeos, no haber tenido el descanso necesario durante el verano y acusar el lógico aumento de peso y musculatura en sus articulaciones. Empeñados en negar la realidad los médicos soviéticos siguieron explotando al jugador para desesperación de los Blazers que veían peligrar el futuro de su elección, y sólo cuando su carrera realmente estaba en peligro, la Unión Soviética autorizó su viaje a Portland, donde se le operó, colocándole una prótesis que le acompañaría el resto de su vida y que dificultaba muchísimo sus movimientos.

El Iverson Europeo

El nombre de Nikos Gallis no es uno de los más valorados de la historia de la FIBA y eso es una injusticia mayúscula teniendo en cuenta sus méritos. El jugador de padres griegos nació en New Jersey y se crió en los playgrounds intentando imitar a Walter Frazier, por aquel entonces su nombre era Nick Georgalis, y su juego comenzaba a llamar la atención, compartía agente con Diana Ross y eso hizo que no le prestara mucha atención y no le diera la publicidad necesaria cayendo hasta la cuarta ronda del draft del 79 (en el que un tal Magic Johnson fue número 1). Le eligieron los Boston pero una inoportuna lesión le privó de debutar y ante la falta de minutos decidió hacer el viaje inverso de sus padres, volvió a Grecia para jugar en las filas de Aris de Salónica, donde pronto comenzaría a hacerse notar (para el recuerdo su primer enfrentamiento con la otra gran leyenda helena de la época Ionikos donde Gallis anotó 63 por los 73 de Ionokis) y cambiaría para siempre el nivel de los equipos de un país para el que el baloncesto en aquel momento no tenía la dimensión que tiene ahora.

Tras la exhibición el Aris terminó fichando a Ionokis y lograron un récord difícil de igualar, la asombrosa marca de 81 victorias consecutivas, dominando el campeonato doméstico de manera abrumadora. Quizás la única pega fue su poco impacto en la Euroliga, una Euroliga dominada en aquel entonces por los Petrovic, Sabonis o Kukoc. Pero si por algo se mide la grandeza y la huella de Gallis es por llevar a la victoria en la final del Eurobasket del 87 a Grecia sobre la URSS de Sabonis. Una de las mayores sorpresas de los campeonatos que el de Nueva Jersey consiguió anotando además 40 puntos en esa final.Sus medias de anotación de su carrera hablan por sí solas 32,4 puntos y 30,1 en la selección, dejando claro que debería ser recordado a la altura de los más grandes jugadores de su época. Su palmares es impresionante, ocho ligas y siete copas griegas, un campeonato y un subcampeonato de Europa por selecciones e innumerables títulos individuales, quizás el único lunar de la Euroliga pero que no debería privar del recuerdo a uno de los más grandes jugadores que han pasado por los pabellones europeos.

La mejor generación FIBA de la historia

Cuando escuchamos nombres como Petrovic, Divac, Kukoc, Djorjevic, nos vienen a la mente los hombres que dieron sentido al baloncesto europeo durante los años ochenta y noventa. Esta generación de jugadores balcánicos hijos de la guerra, conformaron la mejor generación de jugadores que ha visto el baloncesto europeo jamás, provocaron la formación del Dream Team original ya que los americanos cansados de perder siempre ante ellos con sus equipos de universitarios no vieron otra opción que llamar a filas a los profesionales, amargaron la existencia la URSS de Sabonis, Tkachenko y Marciulionis, pero no solo dominaban a nivel selección a nivel de clubes eran también los mejores. Fueron los que de verdad abrieron el camino de la NBA desde Europa, y sólo los problemas bélicos de su país dividieron a una selección que de haber seguido junta no se sabe cuantos títulos podría haber conquistado.

En 1992 la división de la antigua Yugoslavia dividió a un grupo de jugadores que estaban llamados a hacer historia y quizás eran el único equipo capaz de hacer frente de verdad a ese Dream Team, las guerras nos impidieron ver el que quizás hubiera sido el mejor partido de baloncesto de la historia. Nunca veríamos concentrado tanto talento en un sólo pabellón y todos ellos además en su mejor momento, imaginar solo ver a Jordan, Bird y Magic frente a Petrovic Divac y Kukoc suena a videojuego pero realmente pudo ser posible. Además tristemente las separaciones de los países hicieron que jugadores que se consideraban hermanos perdieran el contacto, y ya no volvieran a ser lo mismo, como el caso de Divac y Petrovic por la dichosa bandera croata. Quien sabe quien hubiera ganado ese partido pero a mí personalmente me hubiera encantado que se hubiese disputado.