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La leyenda de Reign Man

En un pequeño pueblo de Indiana donde el baloncesto es algo más que un deporte nacía el protagonista de nuestra historia. Ya desde pequeño apuntaba maneras para jugar al baloncesto en el instituto Concord High School. Ya en esa época todos los jóvenes de la zona se reunían cada sábado en el pabellón para ver los salvajes mates de un Shawn Kemp que parecía desafiar a las leyes de la gravedad. Esta fama le hizo ser objeto de deseo por parte de grandes universidades del país, y su decisión de ir a Kentucky en vez de a Indiana State le granjeó críticas en su Indiana natal que no entendía cómo su fenómeno se marchaba a jugar fuera.

Pero a partir de aquí comienzan los primeros problemas para Kemp. No consiguió la nota mínima de acceso a la universidad por lo que se tuvo que pasar todo su primer año sin disputar ningún partido. En esa época además comenzó a ser noticia por problemas extradeportivos hasta que fue expulsado de la universidad tras haber empeñado dos cadenas de oro robadas a Sean Sutton, compañero de vestuario y, para colmo, hijo del entrenador Eddie Sutton. El por entonces asistente en Kentucky Dwane Casey gestionó su traslado a otra universidad, mucho menos prestigiosa, en la zona este de Texas, donde también tendría que esperar hasta su segundo año para poder debutar

Pero Kemp decidió presentarse al draft de 1989 si haber jugado un partido oficial desde hace más de un año desoyendo a todos los que le aconsejaban que era una estupidez esa decisión. Finalmente y tras el abucheo del público al escuchar la elección, Kemp fue seleccionado en el puesto 17 por los Supersonics de Seattle. Sus inicios en la liga fueron duros, su falta de formación le privaba de unos minutos más que necesarios para un rookie y su aterrizaje no fue tan bueno como esperaba. Pero entonces el destino hizo que en 1990 los Supersonics draftearan a un base de California de nombre Gary Payton que se convertiría en el mejor aliado de Kemp en la cancha. Sus números continuaron creciendo pero no fue hasta 1992 cuando el equipo contrató como entrenador a George Karl como entrenador cuando sacó la mejor versión de sí mismo.

Karl creó una maraña defensiva con Payton a la cabeza para robar lo más rápido posible el balón y salir al contraataque para que Kemp finalizara. Así se convirtieron en el equipo más entretenido de la liga y su fama fue creciendo de manera exponencial forjándose la leyenda de Reign Man (el hombre que reina bajo la lluvia en alusión a la lluviosa ciudad de Seattle). Pero todo esto pudo acabar cuando en 1994, y con el mejor récord de la liga, los Sonics quedaron apeados por los Denver Nuggets de Mutombo en la primera ronda de los playoffs. Pero tras este varapalo, al año siguiente consiguieron el mejor record de un equipo en el Oeste (fue el año del 72-10 de los Bulls) y consiguieron su primera aparición en la final de la NBA, donde los Bulls de Jordan les borrarían del mapa en seis partidos.

Y justo aquí cuando parecía en la cúspide de su carrera todo se torció. La directiva de los Supersonics desatendió las peticiones de aumento de sueldo de Kemp alegando falta de presupuesto para acabar fichando al pívot Jim McIlvaine con un contrato desmesurado que comprometía a la franquicia sin sentido y dejaba en evidencia a Kemp. A partir de ahí la relación con la franquicia fue pésima y la situación fue insostenible hasta que finalmente fue traspasado a los Cleveland Cavaliers. Allí recaló y aunque sus inicios fueron buenos terminó perdiendo el interés y la motivación. Así a la temporada siguiente, que tuvo el lockout Kemp apareció a los entrenamientos con más de 15 kilos de sobrepeso que dejaba claro que se había sumido en un círculo de vicios y adicciones.

Los años siguientes la figura de Kemp por la NBA fue la de una ex estrella arrastrándose por los parquets de la NBA, además de en la temporada 2001/02 tener que acabarla antes para ingresar en una clínica de desintoxicación. Le dio tiempo además de integrar en su último año en los Jail Blazers, famosos por sus problemas extradeportivos, antes de anunciar su retirada y dejar un aroma entre todos los seguidores de talento desperdiciado. Una auténtica lástima ya que pudo ser Reign Man durante mucho más tiempo del que lo fue.

Los Jail Blazers

A principios de la década del 2000 había un equipo en la NBA cargado de talento cuyos integrantes en una temporada pasaron casi más tiempo en la cárcel que en la pista de baloncesto. Se trataba de los Portland Trail Blazers de Rasheed, Damon, Zach o Darius. Una generación de jugones igual de buenos que inestables. Cada día salía una noticia de una detención o algún conflicto lo que llevó a la prensa estadouinidense a renombrarlos como los Jail (cárcel) Blazers.

En ese equipo destacaba Rasheed Wallace, un jugador de una calidad descomunal pero con un carácter indomable. Estamos hablando del jugador con más técnicas por protestar de la historia de la NBA y cuyos problemas llevaron a la imposición de normas de multas por número de técnicas a lo largo de la temporada. Zach Randolph, que en aquellos momentos era rookie en un entrenamiento le rompió el pómulo de un puñetazo a su compañero Ruben Patterson, y tras el incidente se pasó el resto de la temporada viviendo en casa de su compañero Dale Davis por miedo a las represalias de Patterson. La historia de Damon Stoudemire también es curiosa, llamó un día a la policía para denunciar un robo en su casa y acabó él detenido al descubrirle la policía medio kilo de marihuana. Bonzi Wells no se quedó atrás y le rompió la nariz a su técnico después de llegar borracho al entrenamiento. O el mítico Shawn Kemp quien reconoció su abuso extremo de la cocaína, acabando esa temporada en una clínica de desintoxicación.

Y así anécdota tras anécdota nos encontramos ante un de los equipos que más talento junto reunió en un vestuario, pero las malas gestiones de los mismos les llevaron a la disolución absoluta del equipo por el bien de la franquicia de Oregón. Una lástima ya que con e talento que había podían haber llevado algún entorchado el cielo del Rose Garden.