No por esperada la noticia es menos dolorosa. Kobe Bryant, el mejor jugador del siglo XXI, ha decidido que esta es su última temporada en activo en la NBA. En la que está siendo su peor campaña a nivel individual y tras veinte años en activo el de Philadelphia ha reconocido que su cuerpo no da para más, ya no responde como antes y eso es algo que Kobe no puede soportar.
Se retira el jugador que llegó a ser el más odiado de toda la NBA y tan solo año y medio después la camiseta más vendida, un jugador al que el público de Philadelphia abucheó en el All Star y él respondió siendo el MVP del partido, un jugador capaz de anotar 81 puntos el sólo en un partido, un jugador capaz de anotar 12 triples en un sólo partido, de ser reconocido unánimemente el mejor jugador de la historia de los Lakers, de haber dado el salto a la NBA sin pasar por la universidad y no amedrentarse, de haber ganado el concurso de mates del 99, de ser el tercer máximo anotador histórico, de ser campeón de cinco anillos, un MVP de la temporada, dos de las finales y cuatro de los All Stars.
Pero lo mejor que tenía Kobe es que nunca se rendía, que las críticas le hacían más fuerte y en los momentos de la verdad como los más grandes siempre aparecía, su obsesión por el trabajo y por mejorar fue casi enfermiza, y ni siquiera una acusación de violación hizo que le temblara la muñeca, ni llevar jugando con dolores crónicos los últimos siete años además de ser capaz de rendir al máximo nivel desde los dieciocho años hasta los treinta y ocho.
Capaz de retar al mismísimo Jerry West para fraguar su fichaje por los Lakers antes de la noche del draft, solo ha habido y habrá un Kobe Bryant, quizás el único jugador de nuestro tiempo que ha sido capaz de soportar de verdad las comparaciones con Michael Jordan que tanto daño han hecho en otros jugadores. Sólo nos queda ya disfrutar esta última temporada del mejor jugador del siglo XXI y mejor jugador de la historia de los Lakers. Gracias por todo Kobe.