Y ya van 18

Noche histórica para los aficionados de los Celtics la de anoche, su victoria sin paliativos antes los Mavericks suben el entorchado número 18 a lo más alto del TD Garden, para situarse de nuevo como la franquicia con más trofeos de la NBA en solitario de nuevo. Un título merecido, en el que han sido intratables de principio a fin, y que la inesperada derrota de unos Nuggets que llegaron cansados, que estuvo más despejada de lo previsto. Un parcial de 16-3 en estos playoffs, perdiendo un solo partido a domicilio en todo el camino, dan buena cuenta de la superioridad que han mostrado los de Mazzula. Un equipo en toda regla donde todos han aportado, se han sobrepuesto a la falta de Porzingis durante casi toda la postemporada, y que han finiquitado todas sus series por la vía rápida.

Tatum y Brown ponen fin a varios años de morir en la orilla a punto de saborear la gloria, Al Horford, se desquita y no va a sobrepasar a Karl Malone como el jugador con más partidos en playoffs sin haber ganado un título, Joe Mazzula a sus 35 años se erige como un entrenador a tener en cuenta para sembrar una dinastía en la NBA, y sobre todo Brad Stevens, el arquitecto en los despachos que ha primero entrenó al equipo y que ahora ha construido este bloque impenetrable que ya tiene su primer anillo desde 2008 y el segundo desde 1986. Demasiado tiempo para una franquicia acostumbrada a ganar constantemente.

Jaylen Brown ha sido nombrado el MVP de las finales (ya lo fue también de la final de conferencia ante los Pacers), ratificando su mejor temporada desde que llegó a la NBA. Un salto de madurez tras haber recibido muchas críticas tras la firma del mayor contrato en la historia de la NBA (superado poco tiempo después por Anthony Davis con los Lakers), que se ha sobrepuesto a todo y que ha sellado unos playoffs y una finales perfectas. Sin alardes excesivos pero haciendo todo lo que el equipo necesitaba y apareciendo en los momentos difíciles de los partidos. Especialmente en el tercer partido en Dallas, provocando la sexta falta de Doncic sellando así prácticamente la puntilla a la serie. Tiempo de disfrutar del triunfo y apuntillar las pocas debilidades de un bloque que parece imbatible a día de hoy tras el volantazo pegado en verano.

Adiós Mr. Logo

Ayer fue un día triste con la noticia de la muerte de Jerry West. Quizás y por mal que suene se trata del mejor perdedor de la historia de la NBA. Un jugador que sufrió como el que más la dinastía de Bill Russel y los Celtics, que le privaron de 6 anillos en otras tantas finales y de los únicos Knicks campeones con Fraisier y Monroe, que le arrebataron otros dos anillos. Un jugador que finalmente fue campeón de la NBA en 1972, consiguiéndolo contra los Knicks, como colofón a una carrera inigualable y a una elegancia en el juego que le valió para ser la silueta del logo de la NBA. Casi nada.

Un jugador que fue un adelantado a su tiempo, reinventando el juego de escolta y siendo de los primeros jugadores franquicia de un equipo que no ocupara posiciones en la pintura. Estuvo durante vatios años en el primer quinteto de la liga, llegando año tras año a las finales, pero sucumbiendo estrepitosamente contra los Celtics, pero la dupla Auerbach-Russel les amargaron hasta en seis ocasiones, privándoles de la gloria y forjando la mayor rivalidad de la historia de dos franquicias de la NBA. Ni siquiera la llegada del gigante Wilt Chamberlain le ayudó a cambiar la tendencia de vicaritas en las finales, y los Knicks, ante los que consiguió por fin su ansiado anillo, también le amargaron en dos ocasiones en las Finales.

Pero para entender la grandeza de West y para que se sepa que no se arrugaba en los momentos importantes, sino que sufrió el mejor momento de estas dos franquicias históricas en contra, se trata del único jugador que ha ganado el MVP de las Finales jugando para el equipo perdedor. En el año 1969 en la serie ante los Celtis, a los que llevaron a un séptimo partido enfermizo en el ya denostado Forum de Inglewood con la famosa intrahistoria de los globos en el techo esperando la celebración de los Lakers por fin, y que motivó sobremanera a los verdes que arruinaron la fiesta de West y de todo los Ángeles.

Y tras su brillante etapa como jugador ejerció como gran general manager de Lakers, fue el artífice del brillante showtime de la época de Magic Johnson, de la selección de Kobe Bryant en el draft y el fichaje de Shaquille O´Neal por los de amarillo y púrpura, seleccionó además ya en Memphis a Pau Gasol del draft, convirtiéndolo en el primer europeo en ganar el rookie del año, y finalizó hasta su muerte en los Clippers, donde se quedó a medias con un proyecto que parecía que aspiraba a más pero se quedó siempre lejos del objetivo final del anillo. Honores para una de las mayores leyendas de la historia y un hall of fame sin discusión alguna.