El Real Madrid se ha vuelto a proclamar vencedor del mundialito de clubes tras derrotar en una inesperadamente sufrida final al Kashima Japonés. Cierra así el conjunto blanco un año fantástico en cuanto a títulos, ganó la Champions y la Supercopa de Europa, y se vuelve con los deberes hechos del país nipón y con un ritmo en liga que le ha hecho ser líder destacado (con récord de partidos invictos consecutivos incluido y aún sin romperse). Pero esta situación empieza a ser tremendamente familiar a la vivida dos años atrás y deberían tomarse notas y soluciones como no se tomaron entonces.
Hace dos años el Madrid también estaba liderando la liga con mano de hierro, tenía récord de victorias consecutivas y ganó el mundialito. Pero tras el parón navideño nada volvió a ser lo mismo, el equipo acusó un cansancio excesivo, Cristiano que llevaba un ritmo de goles estratosférico se frenó en seco, perdió la ventaja en liga y fue eliminado por la Juventus en su casa en semifinales de la Champions. La temporada acabó con el triplete del Barcelona y el Real Madrid desgastado y fundido en lo físico y en lo anímico.
La situación era casi idéntica a la de ahora, solo que el juego del Madrid de ahora deja mucho que desear, y si no fuese por algunos goles en los tiempos añadidos estaríamos hablando quizás de otra situación de los blancos. Ahí es donde debe aparecer Zidane para gestionar mejor los minutos de su plantilla (casi la mitad de la plantilla ha pasado ya por la enfermería) y hacer que sigan siendo competitivos y ser el primer club en formato Champions League que gana el trofeo dos veces consecutivas