El Arsenal afronta en esta campaña un momento decisivo en su historia. Arsene Wenger su entrenador durante más dos décadas acaba contrato al final de la temporada y su futuro parece más incierto que nunca. El entrenador que en su llegada revolucinó el Arsenal parece que con el tiempo se ha quedado lejos de los logros que parecía iba a conseguir. Tres Premier League y ningún título europeo (perdió la final de la antigua Uefa ante el Galatasaray) son un pobre bagaje para veinte años en un club que ha invertido mucho dinero en jugadores.
Su gran éxito fue sacar el máximo rendimiento de jugadores que apuntaban a estrellas pero que no cuajaron al salir del club en el que despuntaron (los Vieira, Henry, Bergkhamp, Pires…) y juntarlos con promesas en edades cadetes a los que daba responsabilidad desde el principio para sacar gran rendimiento. Así formó su mejor obra, el Arsenal de los invencibles ganadores de una Premier sin perder un solo partido. Un equipo fuera de serie que sin embargo no supo plasmar su dominio fuera de las islas.
Y es ahí donde está su mayor lunar, sólo alcanzó la final de París ante el Barcelona que perdió (pese a jugarlo todo el partido con un hombre menos) siendo mejor que el conjunto blaugrana durante el partido. Pero eso es lo único reseñable de Wenger en Europa con el conjunto londinense, algo muy pobre viendo el dinero invertido por el club año tras año. Además la política del técnico francés de que ningún jugador pueda cobrar más que él en estos días en los que el mercado ha explotado no juega tampoco a su favor, y más con las renovaciones de Alexis y Özil sobre la mesa que de tan vital importancia son para el club. Parece que los días de Wenger al frente de los cañoneros llega a su fin.