El Madrid quedó apeado de la Copa del Rey por el Celta de Vigo ayer en Balaídos después de empatar a dos contra los gallegos. Tras la derrota en e Bernabéu la eliminatoria se había puesto cuesta arriba, pero se esperaba a un Madrid fuerte y avasallador en los primeros compases del partido, pero nada más lejos de la realidad. El partido estuvo controlado por un Celta que gozó de las más claras ocasiones a la contra aprovechando que Casemiro no estuvo cómodo de central en ningún momento. Ese experimento de Zidane fracasó como también volvió a fracasar en el lateral derecho, un despropósito durante los 180 minutos de la eliminatoria copera.
Que el Madrid fuera eliminado entraba dentro de lo posible, el Celta fue mejor a la ida y jugaba con ventaja en el marcador y en casa donde en las últimas jornadas está muy fuerte, pero lo malo del Madrid volvieron a ser las sensaciones, tras la derrota del Pizjuán el equipo se ha desarmado y se muestra más vulnerable que nunca, ofreciendo un juego pobre y dando la sensación de agotamiento, en especial Cristiano Ronaldo que activó a su equipo con el gol de falta, pero que la gasolina de su depósito no le deja rendir al nivel que desearía.
Las bajas además no están ayudando y le toca afrontar el periodo más fuerte de la competición en este mar de dudas, tiene que afrontar el duelo de Champions ante el Nápoles, y recuperar el partido aplazado en Mestalla ante un Valencia que parece asoma algo del pozo gracias a Voro. No es preocupante, quizás el equipo no estaba para centrarse en tres competiciones a día de hoy, pero no parece que se hayan dejado ir en la competición, sino que no les ha dado para más, tras el 1-1 de falta de Ronaldo, el equipo intentó achuchar a un Celta que tuvo varios mminutos de desconcierto pero no fue capaz de crear grandes ocasiones salvo encerrar en su campo a un Celta que de nuevo a la contra y siendo muy superior físicamente mató el partido de nuevo merced a un Wass que ha cuajado una eliminatoria de diez.