Anoche, en el partidazo que realizó el Alavés en el Cam Nou, y en el que el Barcelona sólo pudo ganar a través de una falta que no debió serla por fuera de juego de Alcácer, se vio de nuevo la peor cara de Luis Suárez. Un delantero sobrado de calidad, capaz de anotar un gol que levante al equipo para la remontada, y escasos minutos después soltar dos patadas a su defensor en un corner para ir al remate. Lo triste es que Suárez es reincidente y lo peor de todo es que no suele ser sancionado por estas acciones.
La imagen no dejaba lugar a dudas, y Suárez una vez más salía impune de un agresión atroz, como el día del Deportivo, donde un codazo alevoso del uruguayo pudo dejar mul maltrecho al defensor. con Filipe Luis también las ha tenido tiesas, dejándole su sello en forma de taco en el empeine, o incluso con Abdenour, el central del Valencia, también tuvo que soportar su juego sucio y un pisotón alevoso que iba con toda la clara intención de hacer daño.
Ya fue sancionado durante meses por morder por tercera vez a un rival durante el Mundial de Fútbol. Parece mentira que un jugador pueda llegar a morder hasta tres veces a un rival durante su carrera deportiva. Sinceramente y viendo el carácter reiterativo y sobre todo, el riesgo de lesión hacia un contrario por parte de estas acciones, la Liga debería intervenir en este asunto. Suárez debe empezar a hacerse responsable de sus actos y no irse de rositas como casi siempre.