Ayer la expectación en la concentración de Francia era máxima ya que tras el entrenamiento Steven Nzónzi y Antoine Griezmann, el hombre más perseguido por la prensa hasta el momento, ofrecían una conferencia de prensa. Todos esperaban que el delantero zanjase los rumores sobre su futuro y aclarase si se quedaba en el Atlético de Madrid o finalmente se marchaba al Barcelona a jugar al lado de Messi. Pero antes de aceptar ninguna pregunta ya dejó claro que no iba a responder a ninguna pregunta sobre su futuro, con lo que la rueda de prensa y lo que tenía que contar pasó a un segundo plano.
Lo cierto es que era un gran momento para zanjar todos los rumores sobre su futuro y aclarar definitivamente dónde jugará el año que viene. Pero el francés sigue con su juego de despiste y esperará hasta antes del sábado, que es cuando juega su selección el primer partido, para hacer oficial su decisión. Esta absurda espera no tiene más sentido que espera que el Barcelona iguale definitivamente la oferta de más de veinte millones anuales que le ha propuesto el Atlético. Griezmann quiere ir al Barcelona, pero quiere ir con un sueldo lo más alto posible y por eso está apretando las tuercas al máximo, y en caso de no ver un cambio de oferta de los azulgrana parece que aceptará quedarse en el Atlético.
Las cosas están así, ya que ayer reconoció el de Caen que tiene la decisión ya tomada. por lo que esperar a comunicarla es un absurdo sin sentido que sólo se justifica con que está a la espera de un último movimiento por parte de la directiva azulgrana. Y esta no parece que vaya a producirse ya que el Barcelona confía en el atractivo de los títulos que pueda ganar en el club condal y la motivación de jugar junto a Messi por lo que espera impaciente, por eso le reservó el 7 la temporada pasada, que el galo anuncié un cambio de aires y deje el Atlético de Madrid.