El Atlético disputa mañana su octava eliminatoria de octavos de final de la Champions de nueve clasificaciones con el Cholo Simeone al frente, una más que todas las que había disputado el club en toda su historia hasta la llegada del entrenador argentino. En su peor temporada en cuanto a resultados, sus números siguen siendo escandalosos. En medio una temporada atípica, con una sangría defensiva nunca vista, un equipo vulnerable en todas las líneas y lo más preocupante de todo es su poca fiabilidad. Aún así mañana disputa una eliminatoria que está al 50% y que con el cambio de regla del valor doble de los goles fuera de casa el planteamiento debe ser diferente. El llenazo en el estadio es garantizado y la contundente victoria ante Osasuna del sábado dejó buenas sensaciones que el equipo debe refrendar ante un United con los mismos síntomas que el conjunto colchonero su intento de reacción hasta el final de temporada.
La división en parte de los aficionados rojiblancos es evidente, aficionados que se han unido en el buen momento del equipo, pidiendo sin dar, sacando pecho en los buenos momentos y desmarcándose en los malos, ahora están pidiendo la cabeza del entrenador que ha hecho posible que el Atlético luche año tras año contra los mejores en la mejor competición, y aún así le esperan ante cualquier mal resultado para pedir su marcha, cuando NADIE va a acercarse a los números que año tras año consigue el Cholo. No hay que olvidar de donde se viene para valorar dónde se está, no hace tanto el Atlético estaba en segunda dos largos años y penando largos años en su regreso a primera sin alcanzar si quiera los puestos que daban acceso a la Copa de la UEFA, con la ya desaparecida Intertoto veraniega mediante. Disfrutar de los mejores momentos del club, que es difícil que se repitan y que se mantengan eternamente, aunque el Simeone si que lo esté consiguiendo.