El caso Joao Félix sigue siendo el tema más candente en el Atlético de Madrid. La llegada de Pochettino al banquillo del Chelsea para confirmar que no cuenta con él fue un jarro de agua fría para el jugador luso que esperaba que el Chelsea le comprara este verano. Si no cambia mucho la cosa el jugador deberá presentarse en 10 días a las órdenes de Simeone en el Cerro del Espino para una nueva pretemporada con el Atlético. Algo que ni club ni jugador desean pero que la realidad del mercado y el rendimiento del jugador no han evitado.
Su periplo en el Chelsea ha sido muy flojo, comenzando mal (una expulsión en su debut que lo apartó cuatro partidos) y terminando con rol residual en el banquillo y sin contar ni para Potter los últimos partidos ni para Lampard en su estancia de interino. El jugador quería tener minutos en un equipo que jugara más al ataque y el batacazo ha sido sonoro, desde su marcha el Atlético ha sido el mejor equipo de la Liga y con él la caída del Chelsea ha sido estrepitosa hasta acabar fuera de toda competición europea un equipo que sólo en el mercado invernal invirtió la friolera de 300 millones.
Y el panorama ahora no es mejor, sin equipos punteros que quieran de verdad invertir en él, las dudas generadas como rojiblanco se han corroborado, ni en el mundial con Portugal ni en el Chelsea ha sido capaz de demostrar todo ese potencial que atesora y que su carácter y actitud no permiten sacar. Sus ínfulas de estrella no le hacen ningún favor y es el momento de darse cuenta que el problema no es el esquema, ni el entrenador, ni el estilo sino que el problema es su actitud. El día que eso cambie puede salir un jugador descomunal, pero los años pasan y la actitud no cambia, dejando ya de ser un promesa y aproximándose a estrellado.