Mucho se ha escrito del famoso flu game, el partido de la fiebre, ese partido en el que Michael Jordan con 39.5 grados guió con 38 puntos a la victoria de su equipo en casa de los Utah Jazz en el quinto partido. Hasta aqui mucha gente lo sabe pero lo que realmente ocurrió horas previas al partido no.
La noche previa al partido Jordan andaba inquieto, en el hotel hacía tiempo que había entrado la noche y el servicio de habitaciones ya había finalizado su servicio, entonces Michael comenzó a sentir hambre, pidieron varias pizzas para his airness, obviamente se encontraban en territorio hostil, Salt Lake City, por lo que era algo arriesgado pedir unas pizzas para el hotel donde se alojaban los Bulls, aún así esas pizzas se pidieron y Jordan comió de ellas. Su entrenador personal Tim Grover tenía la mosca detrás de la oreja con todo esto pero no hizo nada para frenarlo.
Todo transcurría con normalidad cuando al médico de los Bulls le despiertan a las 3 de la mañana diciendo que Michael se está retorciendo de dolor en la habitación. Parece que se trataba de una intoxicación alimenticia (nunca se demostró pero se sospecha que debido a las pizzas de la cena), y en principio hacían que el concurso del 23 para el decisivo partido fuera más que una quimera. A falta de menos de veinticuatro horas Michael Jordan no está en disposición de jugar el partido que puede decidir la serie por el título.