Con el enfrentamiento de mañana, el Liverpool-Real Madrid se convertirá en el enfrentamiento más repetido en una final de la Champions de la historia. Será la tercera vez que se enfrenten ambos trasatlánticos en el último partido de la máxima competición intercontinental. Con una victoria para cada uno, este duelo servirá para desempatar el balance entre ambos. Además tiene el aroma de la revancha de la final de 2018 en Kiev, donde el Real Madrid se impuso al conjunto ya dirigido por Klopp, pero al que le faltaba la figura de Allison bajo los palos (y vaya si se notó).
Jugadores como Salah, lesionado a los pocos minutos en aquella final tras una acción polémica con Sergio Ramos, ya han dejado varias declaraciones que no olvidan aquel partido y quieren revancha ante un equipo que recordemos sólo ha perdido 2 finales de quince participaciones (algo insólito). Por su parte el Madrid, que llega tras la decepción de la renovación de Mbappé por el PSG dejando a los blancos en la estacada tras haber dado su palabra, quieren olvidar el fichaje frustrado conquistando de nuevo la que ya es su competición por derecho propio.
Klopp tiene ahora mejor equipo que aquella final, y Ancelotti, con un equipo que nadie apostaría nada de que llegara a la final, pretende cerrar un torneo en el que ha estado más tiempo eliminado que clasificado entre todas las rondas eliminatorias. Un camino plagado de remontadas inverosímiles y hazañas inexplicables que han dejado al equipo a un paso de un doblete que por plantilla parecía una utopía a principio de año. Se viene partidazo en París en la que será la final más repetida de la historia.