Otra temporada más, y ya he perdido la cuenta con Guardiola, intenta afrontar los partidos decisivos de la temporada sin delantero centro. Con su obsesión en la busca del falso 9 que salvo con Messi, nunca le dio rendimiento en los partidos grandes. No es consciente de que en partidos a vida o muerte, es necesario siempre un jugador que pise área, que aproveche los desbordes y las ventajas que sacan los compañero, y sobre todo que sea una amenaza constante para las defensas con su sola presencia.
Ayer volvió a verse, pese a tener el dominio y el monopolio del balón, no inquietó la portería de Oblak salvo en la jugada aislada del gol. Por mucho que insista que es difícil atacar a equipos como el Atlético, es improbable ganar la Champions sin un nueve al uso. Ya se tropezó en la final del año pasado, cuando en un nuevo ataque de entrenador desconfiguró su equipo, probó a de Bruyne de falso 9 y el resultado es el ya sabido, dominio infructuoso durante toda la final y victoria para el Chelsea.
Por mucho que se siga autojustificando, ha tenido a Agüero, con el que nunca llegó a congeniar, se ha gastado millonadas en Gabriel Jesús para escorarlo a la banda y querer usarlo ahora de moneda de cambio para el fichaje de Haaland, y en invierno se concretó el fichaje del prometedor Julián Álvarez al que supongo que pese a ser el 9 de River lo acabaremos viendo caído a banda perdiendo muchas de sus virtudes. Y pese a todo falta la vuelta en el Wanda donde seguro que no pasará un buen rato.