Con el partido de ayer está confirmando una extraña tendencia en las dos últimas fases de grupo del Real Madrid en las que sufre y realiza partidos paupérrimos ante rivales de entidad menor y sin embargo ante los rivales de entidad y jugándoselo a una carta es capaz de sacar su mejor versión. Ya el año pasado se pudo ver en el doble enfrentamiento ante el Shakhtar, en el que perdió ambos partidos, y este año con un grupo similar, solo ha entrado el Sheriff por el Borussia Monchengladbach, pero el rendimiento del Real Madrid ha sido el mismo. Victoria de mérito en San Siro ante el Inter, derrota injustificable ante el Sheriff en el Bernabéu, y tras haber realizado un gran partido en Kiev ante el Shakhtar a la ida, ayer se volvieron a ver las peores maneras de los de Ancelotti. Un equipo a medio gas, con el ritmo de juego más bajo que se le recuerda y que se fue al descanso con empate solo sostenido por un Courtois que se está convirtiendo en el salvador del equipo en estos partidos. Una primera parte infumable que no se arregló en la segunda mitad, solo otro buen gol de Benzema (doblete para él y gol 1000 en la competición para el Madrid) evitó un desastre similar al vivido en el Bernabéu ante el Sheriff. Es cierto que con esta victoria el Real Madrid tiene la clasificación encarrilada y la primera plaza muy cerca también, pero las sensaciones son de que cuanto más flojo es el rival, más sufre el equipo blanco para ganar. Ya el año pasado fue capaz de eliminar al Liverpool y plantar cara hasta el final ante un Chelsea que si fue superior en los dos partidos, pero en esas semifinales el equipo blanco vendió cara su eliminación. La tendencia parece que sigue igual este año, al menos ante los pequeños, habrá que ver cómo reacciona ante los poderosos este año.