La entrega del Balón de Oro de anoche trajo consigo más polémica que de costumbre. No porque el ganador no haya hecho méritos suficientes para ganarlo, sino porque había un candidato indiscutible que de nuevo fue ninguneado por este galardón que cada año que pasa pierde valor y prestigio merced a sus inexplicables votaciones. Messi ganó su séptimo trofeo, algo histórico, inalcanzable, pero de nuevo se ve envuelto en polémica al alzarse pro delante del gran merecedor a todas luces del trofeo como es Robert Lewandowski, ya obviado y maltratado el año pasado por este galardón.
Hasta el propio Messi pidió el galardón del año anterior para el delantero polaco, ganador de todo lo posible a nivel de club, y que este año ha batido el récord de goles de la Bundesliga con unos registros de otro planeta, 41 goles en 29 partidos. Sólo la inoportuna lesión por el paró de selecciones (otro melón por abrir ese tema) privo al Bayern de repetir corona europea, ya que fue apeado por el PSG sin poder contar con su delantero estrella en ninguno de los dos partidos. Lo peor es que está claro que Messi sigue siendo el mejor, ha sido máximo goleador y máximo asistente de la Liga y de la Copa América, no se pude hacer nada antes esos números, pero si hubiera habido justicia, Polonia contaría con un Balón de Oro sin duda.