Esta noche por fin Los Angeles Lakers homenajearán a Pau Gasol retirando su camiseta con el número 16 a lo alto del Crypto.com Arena (antiguo Staples Center para los nostálgicos). Se trata del mayor homenaje posible a un jugador de baloncesto, y lo hace el equipo más laureado de la NBA (empatado a títulos con los Boston Celtics) con el mérito que eso tiene. Gasol, con su traspaso desde los Memphis (donde también hizo historia) cambió el devenir de la NBA. Su llegada a los Lakers convirtió a los californianos automáticamente en candidatos al título. Y en sus dos primeras temporadas y media con los de púrpura y oro consiguió tres Finales y dos anillos. Casi nada.
Fueron años donde dominó la liga, congenió a la perfección con el ya difunto Kobe Bryant (que también tiene su camiseta en lo alto del Crypto) y entendió a la perfección el juego desde el banquillo de Phil Jackson. Dominaron a su antojo en esos tres años, y en el cuarto con todo a favor comenzó la desintegración, el barrido sufrido ante Dallas Mavericks, el traspaso de Odom y el fin de un back to back para la historia con la victoria en el séptimo partido ante los Celtics como punto culmen.
Gasol es adorado en Los Angeles, no solo por su rendimiento en la cancha, su contribución y ayudas humanitarias siempre han sido marca de la casa y el apoyo y ayuda a la familia Bryant tras la fuenesta noticia del fallecimiento de Kobe y Gianna le ha convertido en mito allí. Hoy tiene su merecido homenaje, el año en el que salvo catástrofe entrará en el salón de la fama también, y en el partido ante los Memphis Grizzlies, el equipo que le dio su primera oportunidad, donde se convirtió en el primer europeo en ser rookie del año y donde comenzó a forjarse una leyenda que ya es historia del equipo más famoso del baloncesto mundial.