Triste noticia la del fallecimiento del gran William Fenton «Bill» Russell anoche a los 88 años de edad. Se va el coleccionista de anillos, el líder de la mayor dinastía conocida en un deporte colectivo, el hombre que cambió el rumbo de una franquicia y la convirtió en leyenda, un hombre que ganó nada más y nada menos que once anillos en trece años de carrera. Un auténtica salvajada irrepetible. Pero no sólo eso, ganó también dos campeonatos de la NCAA con la universidad de San Francisco, fue 5 veces MVP de la liga, y con toda justicia el trofeo de MVP de las Finales de la NBA lleva su nombre desde 2009.
Pero no sólo se le va a recordar por sus triunfos en la NBA, fue además un pionero, fue el primer entrenador afroamericano de la liga (ganando dos anillos en su primera etapa de jugador-entrenador), luchó siempre contra las injusticias raciales, apoyando fervientemente a Casius Klay cuando se negó a ir a la guerra de Vietnam y también marchó con Martin Luther King para defender los derechos de los hombres de color.
Pero su historia en Boston no siempre fue de color de rosas, Red Auerbach le seleccionó en el draft consciente de su potencial, pero en una ciudad predominantemente blanca, la llegada de Russell no sentó nada bien. Tuvo muchos problemas raciales en su primer año, que terminó revertiendo para consolidarse como la mayor leyenda de la ciudad. Es tanto su impacto que tiene una estatua suya en la plaza del ayuntamiento de Boston, dejando claro que el número 6 (que ya lleva años colgado del techo del TD Garden) será para siempre eterno en Boston y en los Celtics.