Corría el verano 1993 y el baloncesto mundial y en especial la NBA se intentaba recuperar del varapalo de la muerte de la estrella croata Drazen Petrovic, cuando saltó otra terrible noticia, el capitán y jugador franquicia de los Celtics, Reggie Lewis en un entrenamiento con el equipo su corazón dijo basta cayendo fulminado y muerto dos horas después en un hospital de Massachusets. Se cerraba así el verano más trágico que se recuerda en la NBA y se sumaba otra desgracia más para la historia celtic (tras la famosa muerte de la promesa Len Bias).
Lewis llegó a los Boston Celtics en el draft del 1987, en la 22ª selección, y pronto se vio su fuerte personalidad. Llegaba a un equipo en el que compartía posición con su estrella Larry Bird, pero los serios problemas de espalda que comenzó a tener en esta época el alero de Indiana y que le obligarían a retirarse le dieron la oportunidad de jugar minutos a Lewis. Con el paso de las campañas se afianzó como mejor jugador del equipo y capitán tras la retirada del pájaro, y todo hacía indicar que sería el relevo perfecto para los Bird-McHale-Parish para llevar de nuevo a los Celtics a lo más alto.
Pero en los playoffs de 1993 en el primer partido de la primera ronda frente a los Charlotte Hornets, comenzó a sufrir fuertes mareos y malestar en el pecho que le provocaron que se desplomara en el suelo obligándole a retirarse del partido (en ese momento no sabía que iba a ser su último partido). Tras la gravedad de los síntomas se le realizó un exhaustivo chequeo médico en el que se afirmó que su corazón se encontraba en perfectas condiciones para la práctica del baloncesto. Al tiempo se incorporó con sus compañeros a la pretemporada y en un entrenamiento el 27 de Julio ocurrió la desgracia.
Lewis había destacado como un anotador fiable y como uno de los mejores defensores de perímetro de la liga, es el único jugador que llegó a taponar cuatro veces en el mismo partido a Michael Jordan. Pero con él no sólo se iba un joven y prometedor jugador de 27 años, se iba la esperanza Celtic de volver a ser competitivos tras las retiradas de sus grandes figuras de los 80. Una auténtica lástima que un diagnóstico correcto podría haber evitado, quizás le hubiese retirado del baloncesto en aquel momento, pero al menos Lewis seguiría a día de hoy con vida.