La llega de un grandísimo jugador como Memphis Depay al Atlético de Madrid ha traído consigo también la posibilidad para el Barcelona de depositar 20 millones en las arcas del Atlético de Madrid en verano para llevarse al belga Yannick Carrasco. Un precio de risa pero que se justifica en que es agente libre en 2024 y que el extremo no había aceptado la oferta de renovación de los colchoneros. Pero Carrasco siempre ha afirmado que está a gusto en Madrid y que no tenía en mente el abandonar el Atlético, entonces o el jugador miente, o el club ha hecho una oferta irrisoria por un jugador determinante y fundamental para un equipo escaso de efectivos creativos y desequilibrantes. Tras su espantada a la liga china, y posterior regreso, es un jugador nuevo, comprometido en defensa y con su desequilibrio arriba. Es cierto que le falta un punto de finalización para terminar de ser un jugador diferencial, pero el peligro que genera con sus internadas en insistencias siempre está ahí.
Además el jugador cuenta con el beneplácito del entrenador Simeone, que lo usa siempre ya sea como extremo o como carrilero, y que ya el año pasado, en una temporada muy floja del conjunto rojiblanco, fue el mejor de largo del equipo durante todo el año, echándose por momentos el equipo a la espalda para protagonizar remontadas épicas en Liga en el Metropolitano, como ante el Espanyol (por partida doble), Valencia o Getafe. Pero el interés Atlético en Memphis lo ha aprovechado el Barcelona enredando el entorno del jugador, que ante la impasibilidad y mala gestión de la dirección atlética ha visto con buenos ojos la oportunidad de recalar en el Barcelona, y cambiar de aires con toda probabilidad a final de temporada.
Para el Atlético hay dos visiones, la económica, muy bien con un jugador que no ha querido renovar se le saca un beneficio con su venta a falta de un año de contrato. En la parte deportiva su venta es una pésima noticia para un jugador polivalente, asentado, y que no había dado ningún problema desde su vuelta, estando más implicado en el proyecto que nunca. Mi opinión final es que el Atlético ha intentado renovarle a la baja, tras su negativa y con el rendimiento magnífico de Samuel Lino en el Valencia, se ha optado por dejar como el malo al jugador, filtrando que no ha querido renovar, sacar compensación económica teniendo ya al relevo, pero bajando el nivel de la plantilla con esto. No es la primera vez que desde las oficinas atléticas hacen movimientos así, y es hora de ir desenmascarando, ya que la exigencias deportivas no bajan, pero la calidad de la plantilla está poco a poco bajando cada vez más.