Se han desatado los rumores en torno al posible fichaje de Cristiano Ronaldo por el Atlético de Madrid. A primera vista y con la mente fría parece un absurdo muy difícil de creer. Pero con Luis Suárez hace dos años comenzó algo parecido que acabó con el uruguayo firmando por los rojiblancos y conquistando la undécima liga colchonera con una temporada para enmarcar. El caso de Cristiano es incluso más peculiar, tras haber intentado fichar por los grandes clubes de Europa necesitados de un 9, han naufragado los intentos por el Chelsea y Bayern, el Atlético se presenta como su única oportunidad de jugar en un equipo top que compite en liga de campeones, algo básico para el delantero luso.
Pero lejos de la utopía de ver al mayor símbolo del Madrid del siglo XXI vestido con la camiseta del eterno rival de la ciudad, centrémonos en el crecimiento exponencial del Atlético. Cuando llegó Cristian Ronaldo al Real Madrid, el Atlético sufría para clasificarse para los puestos champions en liga, veía como se marchaban del equipo sus estrellas (Forlán y Agüero) y no tenía rumbo fijo. Hasta la llegada del técnico argentino. Con él el Atlético ha crecido tanto que jugadores de su dimensión ven factible y con buenos ojos jugar en el equipo. Eso es lo más complicado de conseguir para un club que no ha vendido la propiedad a ningún estado para que sea el juguete del dueño de un país, se ha conseguido a base de logros deportivos gestionados por un entrenador al que no se valora suficiente la dimensión de crecimiento que ha provocado en el club. Venga Cristiano o no; yo no soy muy optimista, la sensación que queda es que el Atlético comienza a ser un club atractivo para los mejores jugadores del mundo, y que a nadie sorprende que estos jugadores quieran jugar en el club colchonero.