Cuando la marcha de Casillas parecía que iba a terminar por traer calma a la entidad blanca, apareció su figura más temida del pasado, José Mourinho. El técnico en su última enteevista criticó el salario del portero de Móstoles, aduciendo a problemas económicos del país, sin tener en cuenta que el cobró más en España en sus tres años en plena crisis, pero para eso Mourinho no tiene memoria. Sin venir tampoco mucho a cuento atacó a su exportero con el que tuvo una relación mala ya conocida por todos. Es el entrenador que relegó al portero al banquillo y que apostó por Diego López. Yo particularmente esa decisión no la discuto, discuto las formas de hacerlo quizás.
Con la marcha de Mourinho, perdiendo la final de la copa del rey ante el eterno rival y sin convocar para el partido al portero, parecía que su historia con Iker se habría acabado. Pero el luso no puede tener mucho tiempo la boca cerrada, y arremete ahora, quizás en los momentos más duros de Iker, y sin venir a cuento.
Parece que Mourinho no va a cambiar nunca, para que mientras sigan pagándole lo que le pagan va a seguir siendo el técnico más sobervio del mundo. Y la historia con Casilas continuará por lo que se ve.