Iker Muniaín fue hace no mucho tiempo una de las sensaciones de la liga. Su debut de la mano de Joaquín Caparrós con 16 años lo convertía en el futbolista más jóven de la historia del Athletic en jugar en el histórico equipo vasco y todo hacía presagiar que con el paso del tiempo sería uno de los jugadores más determinantes del Bilbao y de la liga española.
Pero tras muchas temporadas de altibajos con mucha irregularidad fue cayendo en el olvido. Tanto fue su caída en el olvido que perdió durante mucho tiempo su puesto como titular en el equipo. Sus problemas extradeportivos además no ayudaban a volver a centrar al jugador en lo que mejor se le da que es jugar al fútbol.
Pero sus últimas actuaciones con el equipo están haciendo ver que ha vuelto ese jugador desequilibrante que tanto deslumbró y que tanto necesita un equipo como el Athletic. Su última maravilla ha sido la segunda parte contra el Deportivo dónde él solo echándose el equipo a la espalda y marcando el primero de los goles ha conseguido remontar un partido que se le puso muy cuesta arriba a su equipo. Esperemos que siga manteniendo ese nivel y siga ese proceso de maduración que parece que está adquiriendo.