Recuerdo que en la presentación de Garteh Bale en el Real Madrid en vez de haber aplausos y euforia hubo un grito que se repitió a lo largo de la misma. ¡Özil no se vende!. Era un grito dirigido al presidente Florentino Pérez expresando la disconformidad con las neociaciones que se estaban llevando a cabo para la venta del jugador.
En ese momento Messut Özil era el mejor media punta del mundo y el hombre que más asistencias de gol daba en Europa con tan solo 23 años. Encajaba perfectamente en los esquemas del Madrid, era un intocable del 11 titular, un asiduo de las mejores jugadas de cada semana, y su relación con Cristiano Ronaldo, la gran estrella del equipo era perfecta.
Cuando se confirmó su venta quizás fue el portugues, gran beneficiado de las asistencias de Messut, el más enfadado de la plantila, con declaraciones públicas incluidas. El revuelo duro un mes más o menos y no favoreció que el aterrizaje del otomano en Londres empezara con buen pie.
Pero año y medio después de su marcha la verdad es que el Real Madrid ha ganado la Champions League, Supercopa de Europa y Mundialito de clubes, mientras que a Messut le han perseguido las lesiones casi tanto como la irregularidad en su juego. Es cierto que se proclamó en verano campeón del mundo con Alemania pero fue el más flojo del equipo y ni siquiera anotó un tanto en el torneo.
Hace poco salía la noticia de que el jugador iba a poner una denuncia contra su padre, su hasta entonces representante y principal culpable de su marcha del club blanco, ya que este se había embolsado siete millones por el traspaso al Arsenal de su hijo. Una auténtica pena el bajón de la carrera de uno de los jugadores más talentosos y habilidosos que se han visto en los últimos tiempos. Aunque nunca es tarde para reconducir una carrera. Esperemos que vuelva el mejor Özil.