Donovan Mitchell realizó la machada de anotar 71 puntos ante los Chicago Bulls hace un par de noches. Una cifra altísima, que se sitúan en la cima (hasta el momento) de las altísimas anotaciones que se están produciendo durante esta temporada y que está provocando una peligrosa tendencia. Se están reproduciendo actuaciones salvajes en cuanto a números por parte de muchos jugadores, y empieza a dejar de ser noticia y ser más una evidencia de la poca capacidad defensiva que practican los equipos a día de hoy, y más en regular season, donde es habitual defensas más laxas, pero lo de este año no tiene nombre. Se han producido anotaciones cercanas a los 50 puntos en varios partidos sin necesidad de prórroga, y no es cuestión de haber mejorado porcentajes en los tiro o el excesivo uso del triple (que ayuda pero no lo justifica). La temporada regular se está convirtiendo en un pasatiempos sin emoción en la que jugadores muy lejos de ser grandes estrellas se dedican a lanzar como si no hiubiera mañana y a hacer cifras estratosféricas que dejan en evidencia la competitividad de muchos partidos regulares.
Es muy habitual ya el que varias estrellas se reserven en partidos, la NBA tiene ya mucho control sobre los informes médicos y realiza seguimiento de la evolución, no tolera esto porque las audiencias y afluencias a los estadios se estaban viendo resentidas, pero es que aún así cada noche se produce alguna actuación casi histórica, lo que hace que se cuestione el nivel actual de implicación defensiva y nivel de competitividad en los partidos. La temporada regular se está convirtiendo en una exhibición tras exhibición mostrando un nivel que luego están muy alejado del rendimiento de la mayoría de jugadores en los playoffs, donde de verdad se defiende y las competitividad es máxima. Es momento de que la NBA tome serias medidas en el asunto, al igual que ya está haciendo con el tanking, porque el nivel medio de cada partido está siendo cada vez menor y las actuaciones en cuanto a números es cada vez mayor. Un problema que se debe de cortar de raíz para el bien del deporte, del aficionado, del espectáculo y de las estadísticas.