Hoy en Solna se disputa la Final de la Europa League entre dos históricos, Ajax y Manchester United. Pero lo curioso de esto es que pese a la historia de ambos equipos la responsabilidad y las posibilidades de victoria de ambos equipos pasan por dos jugadores que no sobrepasan los 20 años: Marcus Rashford y Kasper Dolberg. Dos imberbes que se han convertido en imprescindibles para sus equipos y que llegan a esta final en pleno estado de forma.
La temporada para Rashford ha sido de menos a más. Su adaptación con Mourinho que lo utilizaba más como extremo debido a la titularidad de Ibrahimovic fue complicada, pero los últimos meses y con la lesión de Ibra el canterano se ha hecho amo y señor de la titularidad de la delantera de los red devils. Además se ha echado el equipo a las espaldas en estos complicados momentos y fue el autor del gol de la clasificación ante el Anderlecht, del gol en la ida en Vigo y de la asistencia en el gol de la vuelta de Fellaini. Prácticamente todo el peligro en ataque del equipo inglés llega en sus botas y él lo ha asumido con absoluta normalidad.
Lo de Dolberg es un poco el cuento de la cenicienta, ha explotado en un equipo que da gusto ver jugar, es casi suicida la manera de atacar del Ajax que llega constantemente y sin miedo a ser pillado a la contra. El partido de ida ante el Lyon fue una auténtica exhibición colectiva y de Dolberg en particular. Volvió loco a todo el equipo y demostró todas su virtudes, desmarque, velocidad, técnica, regate y una gran definición en los mano a mano en los que pocas veces perdona demostrando su carácter frío, muy típico de los jugadores escandinavos.
Sea como fuere el United necesita imperiosamente ganar esta noche ya que sino no disputará la Champions League del año que viene, algo que podría ser dramático a la hora de acometer fichajes este verano. Si el Ajax sabe jugar con esa ansiedad y ataca con claridad puede maniatar a un United que de no ser por Rashford no generaría prácticamente peligro. Mourinho tratará de anular las virtudes del Ajax y aprovechar alguna de las escasas ocasiones que pueda tener.