Por fin Miguel ángel Gil Marín ha hecho oficial el secreto a voces de la venta del Atlético de Madrid al fondo Apollo americano. Una inyección económica importantísima para un club que ha crecido de manera exorbitada desde la llegada de Simeone allá por diciembre de 2011, y que ha hecho que el club se haya valorado en más de 2000 millones para los nuevos accionistas. Es el paso que necesitaba el club para afianzarse en la élite definitiva y tratar de tú a tú a cualquier equipo de Europa compitiendo con, a priori, las mismas armas.
Es momento de que Mateu Alemany, el gurú de los despachos que ha firmado el Atlético, frote la lámpara y confeccione lo que tiene que ser una plantilla que luche por todo como principal, no como contendiente como hasta ahora. Si esto va como tiene que ir, se acabaron las excusas, y las exigencias aumentarán de manera exponencial a la confección veraniega de la plantilla. No valen las medias tintas y es momento de poner la carne en el asador, con los buenos mimbres que se tienen actualmente unidos a ese plus que va a aportar el fondo americano que viene con ganas de dar guerra a nivel doméstico y a nivel europeo.
Miguel Ángel realizó ayer el comunicado, donde deja claro que se han decantado por este fondo porque van a respetar los valores del Atlético, sin manchar la esencia del club van a dar un salto cualitativo y dejar de pelear en inferioridad de condiciones, o al menos es la intención de todas las partes. Se consuma así un paso crucial para el club, la liga, y Europa, con un Atlético que además se ha convertido en el principal sponsor de la F1 para los próximos 5 años y que con la ciudad del deporte espera llegar a los ingresos que permitan poder hacer ese desembolso masivo con el que los americanos esperan asaltar todas las competiciones. Sólo el tiempo dirá si ha sido la mejor decisión, pero a priori lo que si debe ser para los atléticos es ilusionante por lo que está por venir.