La calidad como jugador de Isco es indudable,nade lo pone en duda, pero su actitud en ciertos partidos empieza a ser preocupantre, como si de un niñato se tratara. La patada a Neymar por la que es expulsado y coreado por el público del Bernabeu (de forma lastimosa) ha sido la gota que colma el vaso ya que no se trata de un error puntual sino de algo reiterativo (recordemos la eliminatoria de copa del pasado año ante el Atlético de Madrid con Gabi de protagonista).
Se puede llegar a entender que un jugador de 23 años con un futuro brillante se encuentre estancado en un club donde la competencia es feroz y los mejores jugadores del mundo lo pasan mal para ser titulares, y más si se es español, pero la reacción que ha tenido el malagueño es imperdonable. Tras relevar a James Rodriguez ha durado veinte minutos en el campo en los que ha dejado sellos de su calidad con algún regate inverosímil y de su inmadurez con una patada sinsentido y fuera de lugar al crack del Barcelona.
Lo triste es que no es la primera vez que lo hace y es ovacionado por su público, sino que ni siquiera se ha llegado a disculpar por su comportamiento, algo que empaña la carrera de un superclase que esperemos que subsane porque empieza a cansar esa actitud de niñato. Isco tiene calidad de sobra como para ser recordado por un jugador que no sabía perder. El tiempo pone a cada uno en su lugar y esperemos que la madurez le llegue pronto a Isco.