Los Ángeles Lakers han realizado un movimiento en el mercado de fichajes que pone de manifiesto su estrategia de planificación para el futuro. El traspaso de Dángelo Russell a los Nets a cambio de Robin López da muestras de hacia donde encaminan su futuro, a la agencia libre de 2018 donde los nombres de Paul George, LeBron James o DeMarcus Cousins pueden salir al mercado y muchos ya han especulado en una reunión de todos en los de púrpura y oro.
Tocará otro año de penuria por la liga, donde llegar a las 30 victorias será una quimera pero con un horizonte esperanzador en caso de que al menos dos de estas estrellas recale en el equipo. De momento George ya ha confirmado a los Pacers que el año que viene jugará allí, por lo que las especulaciones no han hecho más que empezar. No será fácil reunir a todos en el equipo, ni es seguro que LeBron salga de Cleveland, pero tampoco parecía factible la llegada del de Akron a Miami o la de Durant a Golden State y finalmente se produjeron.
El poder de mercado de la franquicia angelina es el mayor de los reclamos para los jugadores, y LeBron sabe que podría multiplicar sus espónsores y sus imperio de trasladarse a la soleada California. Queda mucho para ese verano de todos modos pero los Lakers ya están comenzando a liberar masa salarial para poder volver a dominar una Conferencia Oeste que lleva tiempo sin saber de ellos. Y ya sabemos como suele terminar cuando los Lakers se proponen reunir a estrellas en su equipo.
La salida en la agencia libre de Durant ha dejado a los Oklahoma Thunder descolocados. No se lo esperaban y se encuentran con un panorama desolador y que parece que no acaba con la marcha del de Washington a San Francisco. El futuro de Westbrook parece alejarse poco a poco sabiendo que es agente libre el año que viene, por lo que a la franquicia no le queda otra que o venderlo ahora y sacar algo por él o dejar que se vaya gratis al año siguiente. Ese es el dilema y donde entra Boston en escena, que sabiendo de las necesidades Thunder van a aprovechar su situación. El otro gran objetivo de los de Massachusetts es el ala pívot Blake Griffin, jugador de calidad incuestionable pero que su última temporada en los Clippers ha sido de todo menos tranquila, con lesiones por peleas con utilleros del equipo que le han hecho perderse momentos clave de la temporada han terminado por cansar a un Doc Rivers que se plantea seriamente ponerlo en el mercado, sabedor del mal ambiente que puede meter en la plantilla.
Boston ya ha fichado a uno de los agentes libres más codiciados de este verano, un Al Horford que aportará un juego interior muy necesario en Boston. Pero en la secretaría técnica parece que Danny Ainge quiere dar otro golpe de efecto como el que dio allá por el 2007 con las llegadas de Garnett y Allen formando un big three que acabó llevándose el anillo en su primera temporada juntos. La llegada de Westbrook y Griffin colocarían a los orgullosos verdes como serios aspirantes al anillo y como uno de los equipos más físicos de la liga, con jugadores jóvenes y con hambre de victoria ya que ninguna de sus estrellas tendría anillo, algo fundamental para Ainge que busca un equipo hambriento para un asalto al título inmediato. Seguirían comandados por el jovencísimo Brad Stevens que ha demostrado que es el entrenador más prometedor de la liga, y que ya ha dado muestra de lo que es capaz con un equipo bastante normal como eran los Celtics de la temporada pasada. Volverían así los Celtics a la lucha por el anillo donde con 17 siguen siendo los grandes dominadores de la NBA.
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