A principios de la década del 2000 había un equipo en la NBA cargado de talento cuyos integrantes en una temporada pasaron casi más tiempo en la cárcel que en la pista de baloncesto. Se trataba de los Portland Trail Blazers de Rasheed, Damon, Zach o Darius. Una generación de jugones igual de buenos que inestables. Cada día salía una noticia de una detención o algún conflicto lo que llevó a la prensa estadouinidense a renombrarlos como los Jail (cárcel) Blazers.
En ese equipo destacaba Rasheed Wallace, un jugador de una calidad descomunal pero con un carácter indomable. Estamos hablando del jugador con más técnicas por protestar de la historia de la NBA y cuyos problemas llevaron a la imposición de normas de multas por número de técnicas a lo largo de la temporada. Zach Randolph, que en aquellos momentos era rookie en un entrenamiento le rompió el pómulo de un puñetazo a su compañero Ruben Patterson, y tras el incidente se pasó el resto de la temporada viviendo en casa de su compañero Dale Davis por miedo a las represalias de Patterson. La historia de Damon Stoudemire también es curiosa, llamó un día a la policía para denunciar un robo en su casa y acabó él detenido al descubrirle la policía medio kilo de marihuana. Bonzi Wells no se quedó atrás y le rompió la nariz a su técnico después de llegar borracho al entrenamiento. O el mítico Shawn Kemp quien reconoció su abuso extremo de la cocaína, acabando esa temporada en una clínica de desintoxicación.
Y así anécdota tras anécdota nos encontramos ante un de los equipos que más talento junto reunió en un vestuario, pero las malas gestiones de los mismos les llevaron a la disolución absoluta del equipo por el bien de la franquicia de Oregón. Una lástima ya que con e talento que había podían haber llevado algún entorchado el cielo del Rose Garden.