Ya han pasado casi dos años desde la llegada al Madrid de un Martin Odegaard que parecía la sensación joven de Europa. Los clubes más grandes de Europa se peleaban por el noruego, que se acabaría decantando por el Madrid en lo que parecía más una estrategia comercial que un fichaje necesario como acabaría reconociendo más tarde Ancelotti en su última biografía. Y ya no solo eso sino que el presidente firmó unas condiciones que ningún entrenador hubiera aceptado, como la imposición de que haga las giras con el primer equipo, o que desde su llegada se entrenara con ellos en vez de con el Castilla, del que iba a formar parte. Esto creó mal ambiente en el seno del Madrid que provocó que la aclimatación de Odegaard no fuera la idónea.
Pues tiempo después Martin vuelve a ser noticia por otra cláusula de su contrato, en la que de nuevo tiene que hacer la gira con la primera plantilla, algo que ha Zidane le ha sentado muy mal, ya que no tenía pensado llevarse a un jugador con el que desde su etapa como míster del Castilla no congenió ni entendió. Aún así Florentino manda mucho y Odegaard hará la gira por Canadá y EEUU finalmente, en lo que ha sido el primer gran conflicto entre míster y presidente. Parece claro que el futuro de un estancado Odegaard está fuera del Madrid y debería empezar a moverse cuanto antes, ahora que todavía su nombre sigue asociado a la palabra promesa.