Francesco Totti, el mejor media punta de la historia de Italia y una de mis mayores debilidades históricas, anunció que se retirará a final de temporada. Era una noticia esperada pero muy dolorosa para los amantes del buen fútbol. Es cierto que había dejado de ser protagonista ya con el equipo, pero su mera presencia imponía un respeto que muy pocos son capaces de ganarse.
Se va quizás uno de los últimos románticos de su club, fiel al club de su vida, rechazó a los mejores equipos que vinieron a suplicarle que se enrolara en sus filas, pero Totti se mantuvo fiel a su Roma y permaneció allí 25 largos años. Esto le costó títulos colectivos y reconocimientos individuales, pero jamás le importó, él no jugaba por los títulos y ser el 10 del equipo de sus amores era lo máximo.
Fue capaz de llevar a la Roma a ganar un scudetto en 2001 con un equipo bastante justito de calidad, y fue capaz de ser bota de oro en el 2007 tras mutar en un falso 9, dando muestras de su infinita clase. Participó como titular del equipo italiano que se proclamó campeón del mundo en 2006 en Alemania y debió ganar el balón de oro en alguna ocasión si hubiera existido justicia en el cada vez más desprestigiado premio.
Se va un mito pero su legado será eterno, un jugadore que no sólo te enganchaba con sus controles imposibles, su visión de juego superior a todos o su disparo imparable, era su carácter ganador, muy raro en esa posición, lo que le hizo ser el mejor 10 del mundo durante muchísimos años, y le hizo ser querido desde que debutara con 16 años en el Olímpico de Roma. Gracias por mostrar tu talento Totti, yo desde luego nunca jamás te olvidaré.