Antoine Griezmann acaba de firmar su renovación con el Atlético de Madrid convirtiéndose así en el jugador mejor pagado de la plantilla (increíble que no lo fuera ya). Pero pese a su renovación y a su decisión de quedarse tras conocerse la sanción al Atlético de no poder fichar, buena parte de la hinchada no perdona todavía su ambigüedad en sus declaraciones dejando entrever que no supondría problema para él abandonar el club.
A Griezmann no le puede achacar nada la afición del Atlético, ha sido un jugador que ha rendido siempre, que ha sido de los fichajes más rentables en años de los colchoneros y que su entrega en el campo durante sus ya tres temporadas está fuera de toda duda. Las declaraciones televisivas en Francia donde confirmaba la posibilidad de recalar en el United le granjearon algún enfado de la afición contra él, pero su gesto de quedarse por la sanción del club, pese a la subida de sueldo más que merecida, es digno de un auténtico fuera de serie y de un jugador que sin haber sido nunca del Atlético se identifica mucho con el club afición y ciudad.
Algún aficionado sigue exigiendo a sus jugadores no canteranos que amen unos colores a los que sólo deben defender mientras vistan esa camiseta. Y Griezmann ha defendido esa camiseta como el que más. Ha sido el único jugador desde Torres que públicamente ha rechazado la opción de recalar en el Real Madrid (ni Agüero, ni Forlán ni Falcao lo hicieron y cerca estuvieron de vestir de blanco) dejando claro que si sale del Atlético sería para ir a otra liga no a la española. Y yo me pregunto ¿qué más se le puede pedir a Griezmann?