El Mundial de Rusia ha dejado en clara evidencia que el fútbol es un deporte de equipo. No se puede ir a ningún lado con sólo individualidades si no se tiene un bloque compacto que trabaje como uno solo. Así Francia, a la que muchos han criticado durante el Mundial pero que ha dejado en la cuneta a rivales de la talla de Argentina, Uruguay y Bélgica sin necesidad de prolongar los 90 minutos que dura un partido, ha sabido formar un bloque compacto en el qeu sus dos máximas estrellas (Griezmann y Mbappé) han trabajado para y por el equipo como requería su selección.
El Mundial de Antoine Griezmann ha sido una demostración del jugador total que ha moldeado Simeone en el Atlético de Madrid. Un jugador que es el primeo en defender y que no necesita mas que una ocasión para anotar. Su efectividad de goles por disparos realizados es altísima, y su despliegue físico por el campo es enorme. No le tiemblan las piernas si tiene que actuar de lateral cuando su equipo está sufriendo, ni tampoco cuando hay que anotar en una de las escasas aproximaciones al área.
Así ha sido el mejor jugador del equipo campeón de la Europa League (con dos goles y MVP de la Final incluido) y mejor jugador de la selección campeona del mundo (con un gol, dos asistencias y de nuevo MVP de la Final). Nadie tiene un bagaje tan grande como el de Macon que además representa que pese a tener el talento de los mejores se esfuerza como el que más, y ese es el mejor premio que se le puede otorgar a Griezmann.