El Real Madrid oficializó a Thibaut Courtois como su último fichaje y realizó el acto protocolario de su presentación. En ella el belga ofreció una serie de respuestas empalagosas y preparadas obviando su pasado rojiblanco y perdiendo el cariño que se había ganado merecidamente de la parroquia colchonera que además no había entendido su fichaje por el Madrid como una traición ni nada por el estilo. Bien es cierto que contar con Oblak en sus filas ha ayudado a digerir mejor este fichaje. Aún con eso el meta no dudo en besar hasta en cuatro ocasiones el escudo madridista.
Pero Courtois con todo, dejó perlas poco amigables y sin rastro alguno de cariño por el club que le dio a conocer en el panorama internacional y del que, pese a su buen rendimiento en el Chelsea, no ha alcanzado cotas de nivel tan alto como con la elástica colchonera. Con ella se convirtió en el mejor portero que había en el momento y desbancó a Cech tras una década como titular del Chelsea para defender la portería de Satamford Bridge durante los últimos cuatro años en los que ganó dos Premier League.
El Real Madrid ficha a un gran portero joven por un buen precio teniendo en cuenta el mercado actual, pero se encuentra con el dilema de Keylor Navas, que tras varios años a gran nivel no va a rendirse y conformarse con ser suplente de Courtois. Sus tres Champions consecutivas como portero titular del Madrid y con actuaciones que han salvado a su equipo le avalan. De momento el destino ha querido que el primer rival oficial del Real Madrid sea el Atlético de Madrid en la Supercopa, donde Lopetegui debe empezar a decidir cuál será su portero de confianza.