Cada vez que Russell Westbrook sale a una pista NBA lleva consigo las leyendas KB3 y Why not? (¿Porque no?) consigo. Esas siglas encierran una historia de verdadera amistad tras de sí. Cuando Westbrook y su amigo de la infancia Khelcey Barrs eran adolescentes estaban siempre juntos y les unía una amistad cimentada en su amor por el baloncesto, en aquella época Westbrook era un esmirriado y bajito jugador mientras que Barrs ya destacaba por su altura y su físico.Siempre compartían el sueño de jugar juntos en la Universidad de UCLA, en su California natal, pero las buenas ofertas sólo le llegaban a Barrs.
Pero todo cambió un día jugando una de tantas pachangas que jugaban entre ellos cuando el corazón de Barrs dijo basta por un problema de anomalía congénita. Esto supuso un duro mazazo para Russell, que a partir de ahí cambió su carácter por uno mucho más duro y serio. Finalmente consiguió entrar en la Universidad de UCLA, aunque como suplente, pero sentía que lo hacía por y para su amigo, siempre ha reconocido que juega por los dos y nunca desde entonces ha dejado de hacerlo. Viéndole como juega hoy parece mentira que hiciera su primer mate con 17 años o que no jugara más de cinco minutos por partido en su primer año universitario.
Pero su salto a la NBA fue como todo en su vida, demostrando a todos los que no le seleccionaron o le menospreciaron que se equivocaban, fu seleccionado en el puesto cuatro por los entonces Sonics, y a partir de ahí su carrera no ha parado de crecer. Ya lo dijo Kobe Bryant que el jugador actual que más le recuerda a él mismo es Westbrook, que juega con una rabia que no es normal como si estuviera enfadado llegó a decir la leyenda Laker. Por todo lo logrado y la manera de lograrlo Russel Westbrook me merece un gran respeto y quizás esa chulería que gasta sea a veces una coraza en la que todavía está él junto a su gran amigo Barrs.