Cuando se llevan siete jornadas de liga todo era felicidad para el Barcelona. Eran líderes destacados , no habían encajado ni un solo gol, la versión asistente de Messi funcionaba y todavía faltaba por entrar Luis Suárez.
Dos jornadas después todo se ha venido abajo por una sencilla razón. La mala planificación deportiva ha demostrado que los fichajes para la zona defensiva son ineficaces. Fichar a un lateral izquierdo de más de treinta años por veinte millones , a un central de nivel bajo lesionado y que a día de hoy no tiene fecha de regreso a los terrenos de juego han puesto de manifiesto la ineficacia de la dirección deportiva del club.
Todo esto además se une a los problemas interno de Luis Enrique con el único central puro que hay en la plantilla Gerard Piqué que pese a haber bajado su nivel desde hace dos años sigue siendo bastante superior a los dos fichajes ya mencionados. Esto provoca que Mascherano que cuajó un grandioso mundial jugando en su posición de medio defensivo tenga que estar jugando de central y no poder dar descanso de sus problemas de pubalgia a Busquets pieza clave de este Barcelona y que no está rindiendo como se esperaba de él.
No todo son nubes oscuras ya que Luis Suárez pese a no haber marcado todavía se ha mostrado muy integrado y comprometido dejando destellos de su calidad y dando varias asistencias salvadoras, que han hecho que Luis Enrique se plantee desplazar a Leo Messi a la banda para situar en su posición ideal al charrúa y mantener a Neymar con ese acierto goleador con el que ha comenzado la temporada que lo sitúa como el máximo goleador de su equipo.
Veremos como sale el nuevo esquema del Lucho pero lo que se ha dejado de manifiesto es que la dirección deportiva y en especial Zubizarreta debería dimitir ya que no ha sabido llevar la transición post Guardiola y ha provocado que Joan Laporta se decida a volver a presentarse a la presidencia y ya sea máximo favorito con total merecimeinto.