Ayer por la tarde se confirmó la noticia que ningún milanista quería escuchar. Gigi Donnarumma, su portero titular y máxima promesa, confirmaba que no renovaría su contrato con el Milán que finalizaba en 2018, dejando a toda la entidad a cuadros tras unos días en los que se daba por hecho su renovación. La irrupción de fondo del Real Madrid ha ayudado al cambio de opinión del joven portero italiano que ha preferido salir a aceptar la jugosa oferta e renovación que le ofrecieron.
Sorprende ya que se trata de un canterano, debutó con 16 años en la portería de un histórico como el Milán, y se marcha en el momento en el que el equipo, gracias al capital chino, vuelve a ser uno de los clubes agitadores del mercado y está en plena reconstrucción con un proyecto ilusionante para la afición y con aún grandes objetivos para este mercado.
La salida de Donnarumma es dañina para el club por las circunstancias en las que se da. No se va a sacar gran dinero por un portero de 18 años que es una de las mayores promesas de Europa, ya que el año que viene se iría gratis. Esto provoca un problema con el que no se contaba en la directiva rossoneri, pero que se subsanará, la pérdida de un portero no es el mayor de los dramas, y la directiva ha prometido que la salida de Donnarumma será compensada con la llegada del gran deseado Bellotti, lo que traería de nuevo la alegría y la ilusión a la curva Sud de Milán. Pero ya con todo Donnarumma se ha convertido en el enemigo público número 1 de Milán.