El partido de ayer entre Alemania y Francia dejó claro que Alemania hace un juego brillante de posesión, pero que le falta gol. Empezó el partido con Francia presionando muy arriba y ahí Alemania sufrió, sufrió hasta que a los nueve minutos comenzó a hacerse con el partido y apareció un Toni Kroos que hace lo que quiere con el tempo del partido. Comenzó entonces una exhibición de pases entre líneas y cambios de posiciones que volvieron loca a la zaga francesa, y que si no acabaron en gol fue por el problema que arrastran los alemanes desde el declive de Klose, no tienen un killer a la altura de esa selección. La prueba de Müller, un excelente segundo punta como falso nueve fracasó, y Alemania, por más que metiera a toda la selección francesa en su campo y acumulara minutos seguidos con el balón en su posesión no acababa de finalizar jugadas con serio peligro, y así es difícil marcar gol que en el fondo es la esencia del fútbol.
La Eurocopa la comenzó de titular Goëtze que como siempre y desde que saliera del Dortmund fracasó y decepcionó, asique Löw optó por volver a la mejor versión de Alemania con un nueve puro y puso a Mario Gómez, y Alemania mejoró muchísimo, se siente más cómoda con un nueve que fije cerca del área a centrales para dejar hueco entre estos y los medios para los Özil, Müller y Kroos. La lesión sufrida ante Italia de él trastocó los planes, y si echaron de menos a Gómez el que si que no tiene a día de hoy recambio en la mansschafft es Sami Khedira, un jugador que cuando se enfunda la camiseta alemana parece otro y se convierte en un todo terreno que está arriba y abajo. Le sustituyó un Schweinsteiger que ya no está para estos trotes y que encima tuvo la desgracia de realizar el penalti tonto en el último minuto de la primera parte para matar a Alemania. Todo esto unido a un estado de forma de Griezmann espectacular que todo lo que le cae lo clava mandaron a casa al que mejor fútbol hizo pero sin ocasiones claras de gol, que es lo que cuenta a la hora de la verdad.