El nombre de Nikos Gallis no es uno de los más valorados de la historia de la FIBA y eso es una injusticia mayúscula teniendo en cuenta sus méritos. El jugador de padres griegos nació en New Jersey y se crió en los playgrounds intentando imitar a Walter Frazier, por aquel entonces su nombre era Nick Georgalis, y su juego comenzaba a llamar la atención, compartía agente con Diana Ross y eso hizo que no le prestara mucha atención y no le diera la publicidad necesaria cayendo hasta la cuarta ronda del draft del 79 (en el que un tal Magic Johnson fue número 1). Le eligieron los Boston pero una inoportuna lesión le privó de debutar y ante la falta de minutos decidió hacer el viaje inverso de sus padres, volvió a Grecia para jugar en las filas de Aris de Salónica, donde pronto comenzaría a hacerse notar (para el recuerdo su primer enfrentamiento con la otra gran leyenda helena de la época Ionikos donde Gallis anotó 63 por los 73 de Ionokis) y cambiaría para siempre el nivel de los equipos de un país para el que el baloncesto en aquel momento no tenía la dimensión que tiene ahora.
Tras la exhibición el Aris terminó fichando a Ionokis y lograron un récord difícil de igualar, la asombrosa marca de 81 victorias consecutivas, dominando el campeonato doméstico de manera abrumadora. Quizás la única pega fue su poco impacto en la Euroliga, una Euroliga dominada en aquel entonces por los Petrovic, Sabonis o Kukoc. Pero si por algo se mide la grandeza y la huella de Gallis es por llevar a la victoria en la final del Eurobasket del 87 a Grecia sobre la URSS de Sabonis. Una de las mayores sorpresas de los campeonatos que el de Nueva Jersey consiguió anotando además 40 puntos en esa final.Sus medias de anotación de su carrera hablan por sí solas 32,4 puntos y 30,1 en la selección, dejando claro que debería ser recordado a la altura de los más grandes jugadores de su época. Su palmares es impresionante, ocho ligas y siete copas griegas, un campeonato y un subcampeonato de Europa por selecciones e innumerables títulos individuales, quizás el único lunar de la Euroliga pero que no debería privar del recuerdo a uno de los más grandes jugadores que han pasado por los pabellones europeos.