De pequeño a todos nos contaron la fábula de la liebre y la tortuga. En una carrera de velocidad, la liebre mucho más rápida que la tortuga, decide cuando le saca gran ventaja confiarse y echarse a dormir. Para cuando se quiere dar cuenta, la tortuga está en la línea de meta y ya no puede hacer nada para remediar perder la carrera. Algo parecido le ha sucedido al Real Madrid ante el Leganés en toda la eliminatoria. Siendo inferior en el partido de ida arrancó un botín muy valioso en el último minuto del encuentro con el gol de Asensio, lo que le llevó a confiarse en exceso para la vuelta.
Y el Leganés, sin hacer ruido, pero tomándose el partido con la seriedad que requería, se presentó en el Bernabéu dispuesto a hacer la machada. Y pronto se vio que iban en serio cuando en menos de cinco minutos ya había estrellado un balón en el poste de la portería de Kiko Casilla. El Madrid muy incómodo, se vio superado en todo por el Leganés, que vio como tras un error de Achraf, Eraso sacó un latigazo desde fuera del área para ponerla en la escuadra y adelantar al conjunto pepinero empatando así una eliminatoria que ya casi todos daban por sentenciada.
El Madrid lejos de espolearse con el gol en contra, siguió con su actitud indolente, carente de ganas y de fútbol que lleva arrastrando en todas las eliminatorias de la competición. Aún así, a los cinco minutos de la reanudación, Benzema culminó la única jugada de tiralíneas que se vio de los blancos en toda la eliminatoria, definiendo a la perfección ante el meta visitante. Pero fue sólo un espejismo, ya que tras el gol, y lejos de arrugarse el Lega acorraló al Madrid a base de córners hasta que obtuvo su botín de la mano de Gabriel Pires, el capitán y pulmón de un equipo que dio una lección de competitividad en uno de los escenarios más difíciles posibles.
Con todo, el Madrid tenía más de media hora para buscar un gol que evitara la eliminación, los incendios del gol del Lega no se iban a apagar tan fácil, pero ni por esas sufrió en exceso el Lega. Los cambios de Zidane, en especial el de quitar a Isco, fueron muy discutibles, no por quién entra sino por quién sale. Al final ni una ocasión clara que inquietara la portería del Leganés, salvo un disparo centrado de Benzema con todo a favor para marcar. Al final la liebre se confió, sacó el plan B y vio cómo la tortuga llamada Leganés les apeaba en su campo de la Copa del Rey y accedía por primera vez en su historia a las semifinales de la Copa del Rey.