La temporada 2002-03 será muy recordad por los hinchas del Arsenal ya que ganarían la Premier League sin perder un solo partido. Ese mismo año en su enfrentamiento contra el Manchester United en Old Trafford Ruud Van Nistelrooy desperdició un penalti en el último minuto que hubiera supuesto una derrota del Arsenal (en aquel momento era sólo la quinta jornada) y hubiera roto el récord y no se conocería a aquel equipo como los invencibles de Wenger. Pero un año más tarde y ya con el título bajo el brazo, los gunnners volvían a Old Trafford dispuestos a llevarse la victoria y a engordar así a 50 los partidos invictos del equipo. Pero Ferguson tenía otros planes, y el partido se convirtió en un vendaval de entradas duras e interrupciones del juego constantes que terminaron por desquiciar a los jugadores del norte de Londres.
Un penalti muy dudoso pitado a favor del United a 15 minutos del final y transformado por Van the Man (rearciéndose así del fallo de la temporada anterior) encaminó a la vicotiria a los red devils, victoria que cerraría un jovencísimo Wayne Rooney en el último minuto de partido. Como era previsible y con la tensión de estos duelos, el partido acabó en trifulca, una trifulca que se trasladó hasta dentro del túnel donde aconteció el esperpéntico hecho conocido como el pizzagate. En aquel momento de tensión entre jugadores y técnicos un trozo de pizza voló desde el vestuario del Arsenal y acabó impactando en la cabeza y traje de Sir Alex Ferguson (más tarde se supo que el que lanzó la pizza fue ni más ni menos que Cesc Fábregas) dejando uno de los momentos más surrealistas de la historia de la Premier, y bautizado como la batalla del buffet o el pizzagate.