Pero si destacó en algún playground ese fue en Rucker´s Park, donde llegó a compartir pista con leyendas como Julius Erving, Earl Monroe, o el mencionado anteriormente Kareem Abdul-Jabbar, se ganaba la vida con apuestas de los partidos y traficando con drogas, y su sueldo a final de mes no tenía nada que envidiar con los de la NBA a la que ya había descartado ir pese a tener aptitudes más que de sobra para ello (muy típico suyo era dejar el dinero de las apuestas en la parte de arriba del tablero a la que él llegaba con suma facilidad alegando que el que quisiera robarle el dinero tenía que ganárselo). Famoso era su mate a día de hoy no imitado por nadie conocido como double dunk que consistía en machacar el balón con la mano izquierda para posteriormente y sin que caiga el suelo cogerlo con la derecha y hundirlo, todo en el mismo salto. Un especialista de este tema como Vince Carter reconoció que es prácticamente imposible imitar semejante dunk. No está nada ma para alguien que no medía mas de 1´87.
Finalmente fue detenido varias veces y tras llegar a ser un verdadero adicto a la heroína que terminó destrozando su vida, acabó viendo la luz y volviendo a su Charleston natal donde se hizo presidente de un grupo importante anti- drogas, y realizó todo tipo de trabajos sociales en su pueblo. Finalmente, en 1998, a sus 53 años, fallecía, en el Bellevue Hospital Center de New York, debido a un ataque al corazón provocado por una vida de excesos con todo tipo de drogas. Aunque aún tuvo tiempo para dejarnos una frase para el recuerdo en una entrevista realizada por el New York Times: «Para todo Michael Jordan hay un Earl Manigault. No todos pueden conseguirlo, y algunos han de caer. Yo fui el fracaso».