Quién iba a decir cuando Mario Balotelli debutaba con el equipo primer equipo del Inter de Milán siendo la mayor promesa del fútbol italiano que a los 26 años iba a estar en su situación actual. Una situación en la que está entrenando con el equipo juvenil de un Lieverpool que no lo quiere ver ni en pintura, y sus dos equipos el Inter, dolido por su traición de jugar en el terreno rival, y el Milán donde estuvo dos veces y las dos veces acabó peleado con entrenador y directiva, tampoco han hecho lo más mínimo por fichar al delantero italiano. Su única opción a día de hoy es la de un Ajax de Amsterdam que aceptaría de buen agrado la llegada de una estrella como SuperMario siempre y cuando se rebajara sustancialmente el sueldo, algo por lo que no parece muy por la labor el díscolo delantero.
Su mala cabeza le ha llevado a esta situación, ya que cuando estaba en el Inter, problemas con un Mourinho, que quería hacer de él una estrella, le llevaron a los brazos del entrenador que lo hizo debutar, Roberto Mancini y su Manchester City, pero allí el nivel de locura de Mario agotó la paciencia del técnico que lo acabó apartando del equipo y vendiendo al Milán. Allí si que se vio quizás en la primera temporada al Balotelli más implicado con el equipo y viendo un pequeño atisbo del jugador que toda Italia esperaba. Pero en su segundo año volvieron los problemas y terminó traspasado al Liverpool tras la marcha de Suárez al Barcelona. Brendan Rodgers confiaba en poder sacar la mejor versión del delantero sin que floreciera su carácter, pero éste nunca se adaptó a la ciudad ni al fútbol y su participación con el equipo red fue casi testimonial tardando una barbaridad de encuentros en anotar su primer gol oficial. A mitad de esa temporada se marchó al Milán de Mihailovic al que prometió que iba a estar centrado, pero una vez más su carácter le hizo ser apartado por el entrenador y tuvo otra temporada más una participación testimonial.
Y así está ahora mismo Mario Balotelli, prácticamente ningún equipo de Europa quiere oír hablar de él, todo el mundo da por perdido un talento inmenso encerrado en un carácter intratable, en el que el carácter se ha impuesto a la calidad privando al mundo de un gran jugador. Ya su carrera es difícil que vuelva a relanzarse y lo más triste es que al jugador de origen ghanés parece no importarle.