Incomprensiblemente el Inter de Milán quedó apeado ayer do toda competición europea en la última jornada de su grupo de Champions. Lo más curioso es que por tercer año consecutivo dependía de sí mismo en el último partido y tampoco consiguió ganar quedando como último de grupo y sin acceso ni a la Europa League. Tres años consecutivos en los que no ha sido capaz de pasar la fase de grupos y que empiezan a convertirse en una losa muy pesada y dejan muy tocado un proyecto de mucha inversión de dinero para que haya sido adelantado por Shakhtar y Borussia Mönchengladbach.
Conte además acabó muy mosqueado el partido, tuvo un rifi rafe con Capello al final del partido a raíz de una pregunta dura del también técnico italiano, y volvió a demostrar lo rígido que es, dejando a Eriksen otra vez en el banquillo pese a la falta de efectivos. El Inter no encontró ninguna manera de crear peligro a los ucranianos salvo en los instantes finales más por aglomeración de futbolistas y empuje que por ocasiones y fútbol.
Si ya el año pasado se rumoreó la marcha de Conte, su mala relación con la directiva y parte del vestuario, este año el ambiente es más enrarecido si cabe, en Serie A, su máximo objetivo desde ya, al menos va segundo por detrás de su vecino AC Milán, pero su fiabilidad ha sido nula y es de los equipos de cabeza el más goleado de todos. Otro fracaso para el proyecto del Inter que no acaba de despegar y que ayer quizás tocó fondo. Lo único bueno es que ya más bajo es difícil caer.