Soberbio partidazo el vivido esta noche en el Toyota Center. Los San Antonio Spurs, sin Kawhi Leonard, barrieron de la cancha a los Houston Rockets y los mandaron de vacaciones. Fue una actuación coral de los del Álamo que recordó a su mejor versión del anillo de 2014. Mucha fluidez, gran movimiento de balón y rotación muy amplia donde todos aportaban en todas las facetas.
Popovich dirigirá su décima final de Conferencia Oeste desde 1999, datos espectaculares que dejan a las claras el poderío y dominio de esta franquicia desde el siglo pasado y que no parece tener un fin cercano. Ahora se tendrán que ver con los temibles Warriors, pero este mismo año de los tres enfrentamientos ante los de la bahía se han llevado dos.
La baja de Tony Parker no ha podido con los Spurs que ahora afrontan estas finales con mucho que ganar y poco que perder, sabedores que el papel de a priori rival inferior les gusta y se sienten muy cómodos en él. No sería la primera vez que sorprenden eliminando al máximo favorito, ya eliminaros tras su threepeat a los Lakers de Shaq y Kobe para llevarse un anillo y esperan este año repetir la historia.